Lapidación de Esteban con el consentimiento de Saulo de Tarso
NEUMATOLOGÍA
LECCIÓN 10
© Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: “2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun
viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
/ 3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.” (San Juan 16:2,3)
Idea central: Perfil de los intolerantes
religiosos.
Objetivos: a) Comprender que la intolerancia religiosa es
producto de un desconocimiento de la relación entre Jesucristo y el Espíritu
Santo; b) Identificar el perfil de los intolerantes; c) Examinar en sí mismo y
corregir rasgos religiosos intolerantes.
Resumen:
El desconocimiento de la relación entre Jesucristo y el Espíritu Santo puede
conducir al enjuiciamiento de personas e instituciones espirituales,
desconociendo la acción Divina en ellas. Esta intolerancia religiosa fue advertida por
Jesucristo a Sus apóstoles y debe ser también una advertencia para nosotros.
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ay obras que no son posibles
sin el Espíritu Santo, como el arrepentimiento, la salvación, ser hechos
miembros del Cuerpo de Cristo, la proclamación del Evangelio, el poder de Jesús,
la manifestación del poder de Cristo en nosotros; nuestra resurrección; la concepción
de Jesús; los profetas y los jueces del Antiguo Testamento; la inspiración e
interpretación de la Biblia. Por tanto no deberíamos ser indiferentes al
Espíritu Santo. Sin embargo en la actualidad se dan algunas formas de
indiferencia al Espíritu. Una de las causas es el desconocimiento de la
relación entre Jesús y el Espíritu Santo.
Hay un gran problema en la
Iglesia que es la intolerancia. Tan fuerte como la guerra religiosa contra
otras formas de creencia en el mundo, es la permanente guerra dentro de la
Cristiandad contra todos los que piensen distinto a nuestra postura teológica.
A veces parecen ser más fuertes las ideas que nos separan que el amor y la
Persona de Jesucristo. ¿Acaso no debería unirnos el amor del Señor y nosotros
deponer nuestras diferencias para aceptarnos en la diversidad? No toleramos una
ligera diferencia, a veces nos molestamos por una pequeña palabra o rechazamos
cierta costumbre y criticamos, atacamos, nos separamos y dividimos el Cuerpo de
Cristo en la Tierra.
La intolerancia religiosa es
un cáncer en el mundo y particularmente en la Iglesia. No existe la Iglesia
perfecta, sino la que está avanzando en un camino de perfección. Jesús ha
dejado para el cumplimiento de esa tarea al Espíritu Santo, el cual trabaja en
cada creyente por su santificación. Dios produce en cada cristiano salvación,
sanación, renovación y transformación. Hay una íntima relación entre Jesucristo
y el Espíritu Santo. Desconocer el trabajo que el Espíritu hace en otros creyentes
es desconocer la obra de Dios.
¿Cómo actúan los intolerantes
religiosos?
1. Expulsan a otros
creyentes.
“Os
expulsarán de las sinagogas”
Jesucristo profetizó a Sus discípulos
que ellos no serían aceptados por sus mismos compatriotas y hermanos en la fe
de Jehová, que serían un día expulsados de las sinagogas. La primera vez que
los apóstoles, ya constituidos como Iglesia, son perseguidos fue en Jerusalén: “1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre
ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, / 2
resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de
entre los muertos. / 3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el
día siguiente, porque era ya tarde. / 4 Pero muchos de los que habían oído la
palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. / 5 Aconteció
al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y
los escribas, / 6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y
todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; / 7 y poniéndoles en
medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho
vosotros esto?” (Hechos 4:1-7).
Pero Dios no permitió que se detuviera la predicación de Su Evangelio: “17 Entonces levantándose el sumo sacerdote
y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron
de celos; / 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel
pública. / 19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la
cárcel y sacándolos, dijo: / 20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al
pueblo todas las palabras de esta vida.” (Hechos 5:17-20). Saulo de Tarso, que luego se convertiría en
apóstol de Jesús, perseguía a los cristianos: “1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor, vino al sumo sacerdote, / 2 y le pidió cartas para las sinagogas de
Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los
trajese presos a Jerusalén.” (Hechos
9:1,2). El mismo testifica de esto: “9
Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de
Jesús de Nazaret; / 10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en
cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales
sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. / 11 Y muchas veces,
castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido
sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.”
(Hechos 26:9-11)
Los predicadores de esta nueva fe que
era el Evangelio de Jesús, eran rechazados y expulsados de las sinagogas judías
porque para ellos eran: a) Unos mentirosos, farsantes y engañadores; b) Blasfemos
que trastocaban la fe judía, considerando a Jesús como Dios; y c) Una secta de
herejes que practicaban un culto extraño.
Una de las causas de la
indiferencia al Espíritu Santo es desconocer la relación que hay entre Jesús y
el Espíritu Santo. El Señor dejo al Paráclito o Parakletos (del griego parákleton, “aquél que es invocado”)
como Su reemplazante y representante. Ambos, el Hijo y el Espíritu actúan en
forma coordinada y en acuerdo; por tanto rechazar al Espíritu es rechazar a
Jesucristo.
¿Puedo ser expulsado de la Iglesia? 1) Si
soy expulsado de la Iglesia por “pecador” significa que esa Iglesia desconoce
el consejo de Jesús: “15 Por tanto, si tu
hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has
ganado a tu hermano. / 16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos,
para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. / 17 Si no los
oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil
y publicano.” (San Mateo 18:15-17).
Nadie puede ser expulsado, aunque sí se le puede considerar un inconverso y
tendrá que ser tratado como tal. 2) Si soy expulsado de la Iglesia
injustamente, por una calumnia fraguada contra mí, esa comunidad está pecando
contra el Espíritu Santo ya que no reconoce en mí Su presencia.
¿Puedo
expulsar a alguien de la Iglesia? Queda claro, por las respuestas anteriores,
que tal cosa no debe hacerse, ya que la Iglesia debe dar ejemplo de tolerancia,
comprensión, perdón, humildad, en fin amor.
- Asesinan a otros creyentes.
“y aun viene la hora cuando cualquiera
que os mate”
Llegará un tiempo, les advirtió el Maestro,
en que les asesinarán. Tal cosa se inició con Esteban, el primer mártir
cristiano. Él era uno de los varones escogidos para atender a las mesas, es
decir un diácono: “2 Entonces los doce
convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros
dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. / 3 Buscad, pues,
hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. / 4 Y
nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. / 5
Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de
fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y
a Nicolás prosélito de Antioquía; / 6 a los cuales presentaron ante los
apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.” (Hechos 6:2-6). El relato de Lucas
describe a Esteban como un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, lo cual
queda en evidencia en su lapidación. Fue condenado a muerte en base a mentiras
urdidas en su contra: “8 Y Esteban, lleno
de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. / 9
Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de
Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. / 10 Pero
no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. / 11 Entonces
sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas
contra Moisés y contra Dios. / 12 Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a
los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. / 13 Y
pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras
blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; / 14 pues le hemos oído
decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres
que nos dio Moisés.” (Hechos 6:8-14).
Si analizamos la conducta de estos perseguidores nos damos cuenta que les movió
la envidia, la venganza, el fanatismo religioso y el miedo a que su religión y
costumbres fueran cuestionadas y cambiadas.
El segundo mártir de la Iglesia fue
Jacobo: “1 En aquel mismo tiempo el rey
Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. / 2 Y mató a
espada a Jacobo, hermano de Juan. / 3 Y
viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a
Pedro.” (Hechos 12:1-3). Este
Jacobo es uno de los Doce, hermano del apóstol Juan e hijo de Zebedeo, llamado
también Santiago el Mayor para diferenciarlo de Santiago hijo de Alfeo. Jesús
ya le había profetizado sobre su muerte: “35
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro,
querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. / 36 El les dijo: ¿Qué queréis que
os haga? / 37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno
a tu derecha, y el otro a tu izquierda. / 38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis
lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el
bautismo con que yo soy bautizado? / 39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo:
A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy
bautizado, seréis bautizados” (San
Marcos 10:35-39)
Posteriormente, en el año 64 DC, durante
la cruel persecución del emperador Nerón, fueron martirizados muchos cristianos,
acusados del incendio de Roma. No fue la única persecución del Imperio Romano
contra el Cristianismo. La Historia registra diez, las de: 1) Nerón (64-68 DC),
2) Domiciano (81-96 DC), 3) Trajano (109-111 DC), 4) Marco Aurelio (161-180
DC), 5) Septimio Severo (202-210 DC), 6) Maximiano (235 DC), 7) Decio (250-251
DC), 8) Valeriano (256-259 DC), 9) Dioclesiano (303-313 DC), y 10) Juliano
(360-363). Numerosos cristianos ilustres murieron bajo esta perversa
persecución de siglos, hasta que el cristianismo fue respetado como religión y
en el año 380 fue declarado religión exclusiva del Imperio por el emperador
Teodosio. Pero a través del tiempo no han faltado persecuciones a la fe
cristiana, hasta el día de hoy.
Se asesina cristianos por intolerancia
religiosa y por temor al avance de una fe distinta. Casi siempre la persecución
proviene de otra religión, aunque a veces también es por filosofía política. Hay
distintos grados de intensidad de la persecución: 1) amenazas; 2) pago de
impuesto suplementario; 3) confiscación de bienes; 4) destrucción de
propiedades; 5) incitación a abjurar de la fe; 6) incitación a delatar a otros
cristianos; 7) arresto sin garantías; 8) disminución de derechos públicos; 9)
encarcelamiento; 10) azotamiento y tortura; 11) ejecución o martirio.
¿Puedo
ser asesinado por causa de mi fe cristiana? Claro que sí, pero también ese
asesinato puede ser psicológico y no necesariamente físico. Cuando se hace mofa
de nuestra fe, cuando se nos calumnia y denigra, cuando se nos rechaza y aísla
del medio, estamos siendo martirizados en lo emocional y psicológico,
causándonos gran daño.
El
cristiano debe estar preparado contra la persecución de las tinieblas, con la
virtud de “fortaleza” que es la que asegura en las dificultades la firmeza y la
constancia en la búsqueda del bien, nos permite vencer el temor y hacer frente
a las pruebas y persecuciones. Jesucristo es ejemplo de fortaleza: “33 Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo.” (San Juan 16:33)
¿Puedo
matar a alguien por causa de su fe? Lamentablemente sí. De tal cosa debemos
tener cuidado, nosotros que estamos tan convencidos de estar en la Verdad.
Recordemos que todos los creyentes, sean de la religión o secta que sean,
piensan que están en la verdadera fe. ¿Y quién puede asegurarnos esto? Seamos
más humildes y callemos confiando en la misericordia del Señor: “3 Digo, pues, por la gracia que me es dada,
a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que
el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de
fe que Dios repartió a cada uno.” (Romanos
12:3)
- Matan como servicio a Dios.
“y
aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a
Dios.”
Los
judíos anti-cristianos estaban convencidos de que servían a Dios al perseguir y
lapidar a los que ellos consideraban enemigos de su fe en Jehová. En el Antiguo
Testamento se validaba el matar a los impíos en pro de la conquista de la
Tierra Prometida. Dios permitió tales matanzas para dar a Su pueblo escogido un
lugar geográfico, una patria, más todo ello cambió en el Nuevo Testamento. Todo
lo sucedido antes del advenimiento de Jesucristo es tan sólo una sombra del
Nuevo Pacto: “1 Porque la ley, teniendo
la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca
puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer
perfectos a los que se acercan.” (Hebreos
10:1)
En
el Nuevo Testamento la guerra no es contra personas sino contra las tinieblas;
en el Nuevo Pacto a nadie se da muerte pues ya Jesucristo murió por todos; en
este nuevo régimen buscamos recibir y dar vida, jamás muerte. Nadie puede
servir a Dios dando muerte a otro semejante. Dios promueve el amor, la
misericordia, la compasión y no el odio ni la venganza. Jesús dijo: “10 El ladrón no viene sino para hurtar y
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.” (San Juan 10:10) y “27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os
la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (San Juan
14:27)
Lamentablemente
los cristianos a veces en la Historia hemos olvidado este principio de paz y
vida, y hemos muerto a los que piensan en forma diferente, como sucedió durante
las Cruzadas. Estas duraron casi dos siglos, entre los años 1096 y 1291.
Consistió en campañas de guerra contra los musulmanes. Volvió a repetirse algo
así en el tiempo de la Reforma, cuando una organización católica como la Santa Inquisición
persiguió, torturó y asesino a miles de protestantes. También hubo persecución
y matanza de católicos en esa época, por parte de Enrique VIII y el gobierno de
Inglaterra. Hoy día se persigue a los cristianos en Corea del Norte, Somalia,
Afganistán, Pakistán, Sudán, Siria, Irak, Irán y Eritrea, entre otros. La
Humanidad religiosa aún no ha aprendido la tolerancia.
¿Cuándo
olvidamos estas enseñanzas del Espíritu Santo?: “8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
santas, sin ira ni contienda.” (1
Timoteo 2:8) y “17 No paguéis a nadie
mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. / 18 Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. /
19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de
Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. / 20
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de
beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. / 21 No
seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” (Romanos 12:17-21)
¿Es
un servicio a Dios ser asesinado por mi fe cristiana? Para el que mata, sea
física o espiritualmente, es un gran pecado del cual tendrá que dar cuentas al
Señor. Para el que es muerto es un martirio, un testimonio de fe en Dios, si no
reniega de ella. Esteban murió perdonando a sus persecutores, como Jesús: “60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz:
Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.” (Hechos 7:60)
¿Sirvo a Dios si mato a alguien por
causa de mi fe cristiana? Jamás matar a alguien por causa de fe, será un
servicio a Dios. El mandamiento es claro: “No
matarás” (Éxodo 20:13) Y en el
Nuevo Testamento ratifica: “17 Esto os mando:
Que os améis unos a otros.” (San
Juan 15:17)
- No conocen el corazón de Dios.
“Y harán esto porque no conocen al Padre
ni a mí.”
Quien
conoce al Padre sabe que Él es amor. Quien conoce al Hijo sabe que el Hijo de
Dios es misericordioso y actúa en la Gracia. Quien conoce el Espíritu Santo
sabe que es un Espíritu de amor, consolación, perdón, reconciliación, y no de
odio ni muerte. Expulsar de las iglesias
u otros templos, asesinar por causa de la religión, matar equivocadamente como si
fuera un servicio a Dios es un total contrasentido, es desconocer totalmente el
pensamiento y el corazón del Señor misericordioso.
¿Actúan
como conocedores de Dios los que hoy matan en nombre de la fe? Evidentemente no
conocen a Dios, creen conocerlo pero desconocen la naturaleza íntima del
corazón del Señor: “8 El que no ama, no
ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Juan 4:8) Matar en nombre de la fe cristiana es la más grande
aberración ya que todo el mensaje de Dios por medio de Jesucristo y Su
Evangelio es un mensaje de amor, misericordia y reconciliación. Quienes matan
físicamente a otro por su fe, lo torturan o denigran, le hacen guerra
psicológica o desprestigian, quienes matan la imagen de un hermano, prójimo o
semejante, desconocen el sentir de Dios, no lo conocen y pecan contra el amor.
¿Actúo
como conocedor de Dios si hoy mato en nombre de la fe? Un verdadero discípulo
de Jesús nunca hará tal cosa. Como Jesús, estamos para dar vida y no muerte;
estamos para perdonar y no juzgar ni culpar; estamos para mostrar y demostrar
el amor de Dios y no el odio del diablo; estamos para ser luz y no tinieblas.
CONCLUSIÓN.
La intolerancia religiosa es
producto de un desconocimiento de la relación entre Jesucristo y el Espíritu
Santo. Los intolerantes religiosos tienen este perfil: 1) Expulsan a otros creyentes; 2) Asesinan a otros
creyentes; 3) Matan como servicio a Dios; y 4) No conocen el corazón de Dios.
PARA TRABAJAR
EN EL CENÁCULO:
1) ¿Es bíblico expulsar a alguien de la Iglesia? (Ver San Mateo 18:15-17)
2) ¿Es pecado contra el Espíritu Santo calumniar a un
hermano?
3) ¿Puede un cristiano matar a alguien por causa de fe?
4) ¿Ha oído usted algo acerca de estos hombres: Nerón,
Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Maximiano, Decio,
Valeriano, Dioclesiano, Juliano?
5) ¿Actúan como conocedores de Dios los que hoy matan en
nombre de la fe?
6) ¿Cuál es la naturaleza íntima del corazón del Señor?
(Ver 1 Juan 4:8)
7)
¿Cómo podemos reconocer a un intolerante religioso?
8) ¿Actúo como conocedor de Dios si hoy mato física o
psicológicamente en nombre de la fe?
9)
¿Qué obras no son posibles sin el Espíritu Santo?
10) ¿Quién puede asegurar que su fe es la verdadera fe?
11) ¿Quiénes fueron los primeros mártires de la Iglesia?
12) ¿Se puede servir a Dios matando por causa de la fe?
13) ¿Cómo se relacionan estos textos: Éxodo 20:13 y Juan 15:17?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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Apuntes de clases de Neumatología del profesor Rvdo.
David King, Seminario Teológico De La Gracia, Chile, noviembre de 2008.
·
Howard F. Vos (1960) “Breve Historia de la Iglesia Cristiana” Chicago, Illinois:
Editorial Portavoz
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