SAMUEL, EL VIDENTE
MENSAJE 3
Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica:
“10 Pelearon,
pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y
fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a
pie. / 11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y
Finees.” (1 Samuel 4:10,11)
Idea central: Disciplina, honestidad y
pureza en la familia y el ministerio.
Objetivos: a) Comprender el motivo de la
muerte de los hijos del sacerdote Elí; b) Comprender y enseñar el verdadero conocimiento
del Señor; c) Inculcar en la familia y la Iglesia la honestidad y el respeto a las
ofrendas al Señor; d) Vivir y enseñar la pureza castigando la inmoralidad
sexual; e) Abstenerse de pecar contra Dios, especialmente los ministros del
Señor; f) Enseñar y practicar en la Iglesia y la familia la buena crianza de
los niños y jóvenes; g) Desarrollar la fidelidad para con Dios en el servicio
familiar, laboral y eclesial; y h) Ejercer el sacerdocio cristiano, ministrando
al Señor e intercediendo por nuestro prójimo.
Resumen: Los hijos de Elí no fueron honestos ni respetuosos
con los asuntos del ministerio que Dios puso en sus manos. Por ello habrían de
tener el mayor castigo. Su padre también fue afectado ya que fue blando e
indulgente en la educación que les dio. Este capítulo del libro de Samuel
contiene grandes lecciones para la familia y el ministerio pastoral.
E
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l sacerdote Elí, a quien Ana presentó su hijo
Samuel, tenía dos hijos, Ofni y Finees, con quienes ejercía el sacerdocio en
Silo, recibiendo los sacrificios de Israel y ministrando al Señor. La conducta
de estos dos hijos no era propia de sacerdotes. Tan grave fue su pecado que
Dios decidió eliminarlos, cosa que hizo en el campamento de batalla, en manos
de los filisteos cuando éstos capturaron el arca de la alianza, el objeto más
sagrado de Israel.
¿Por qué Dios permitió la muerte de los hijos de
Elí?
- Los hijos de Elí no tenían conocimiento.
“12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían
conocimiento de Jehová” (1 Samuel 2:12)
El hecho de que un padre sea sacerdote del
Dios Altísimo, no significa que sus hijos sean santos como él. ¿Por qué unos
hijos, como los del sacerdote Elí, no guardan respeto a Dios ni tienen
“conocimiento” de Él? En primer lugar es necesario decir que la salvación y la
actitud que tengamos hacia Dios, es personal. La Escritura no nos habla de la
esposa de Elí, pero se deja ver que no hubo una intervención positiva de ella
en cuanto a la fe de sus hijos; tampoco su padre pudo formarlos. La crianza de
los hijos es una tarea del matrimonio. Elí les daba ejemplo con su ministerio y
seguramente les hablaba de la Palabra de Jehová, pero esto no tuvo resultados
en ellos, como sucede en muchos matrimonios cristianos, sobre todos en las
parejas mixtas, en que uno es creyente y el otro no. Ahora bien, es más
probable que los hijos sigan el buen camino si la madre es convertida, por la
preponderancia materna en el rol educativo de los hijos. Casi siempre la madre
está más cercana a ellos que el padre. Fue el caso del joven Timoteo y del
mismo Pablo, de quien él comenta: “3 Doy
gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que
sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; 4 deseando verte, al
acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; 5 trayendo a la memoria la fe
no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu
madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” (2 Timoteo 1:3-5)
Ahora bien,
cuando la Escritura dice que los hijos de Elí no tenían conocimiento de Jehová,
esto no significa que ellos no supiesen acerca del Señor sino que no tenían
comunión con Dios. El “conocer” del que nos habla la Biblia es una experiencia
completa y no sólo un dato. No es suficiente entregar información sobre Dios,
sea a nuestros hijos o cualquier prójimo; es preciso llevarlos a tener comunión
con Él y la más cercana experiencia a esto es la oración. Estimular la vida
devocional acercará a las personas a su Creador.
- Los hijos de Elí robaban las ofrendas.
“13 Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo,
que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se
cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, / 14 y lo metía
en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el
garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo
israelita que venía a Silo. / 15 Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el
criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el
sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. / 16 Y si el hombre
le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él
respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la
fuerza. / 17 Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes;
porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.” (1 Samuel 2:13-17)
Elí era de la
familia de Itamar de la tribu de Leví. Como levita ejercía el sacerdocio junto
con sus hijos, pero estos no respetaban la ley de las ofrendas. La Ley
estipulaba lo siguiente para los sacerdotes: “1 Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán
parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas a Jehová y de la heredad
de él comerán. / 2 No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos; Jehová es su
heredad, como él les ha dicho. / 3 Y este será el derecho de los sacerdotes de
parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey o cordero: darán al
sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar.” (Deuteronomio 18:1-3) La espaldilla del animal es el cuarto
delantero; el cuajar se refiere al cuajo, cuarta sección del estómago del
rumiante. Sin embargo estos malos levitas abusaban de su derecho a recibir
parte de las ofrendas, tomando un garfio tridente para sacar de la olla donde
se cocían en el altar. Lo hacían con todos los creyentes que iban a Silo a
ofrendar al Señor.
Además exigían al que ofrendaba, les diese la carne cruda, antes de
quemar la grasa en el altar. Si la persona le respondía que primero tenían que
quemar la grasa, y que luego él podría tomar lo que quisiera, lo amenazaban que
se la quitaría por la fuerza. De tal modo trataban con desprecio las ofrendas
que pertenecían al Señor, pecando contra el mandato de la Ley que decía: “1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo: / 2 Di a Aarón y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas que
los hijos de Israel me han dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo Jehová. / 3 Diles: Todo varón de toda vuestra
descendencia en vuestras generaciones, que se acercare a las cosas sagradas que
los hijos de Israel consagran a Jehová, teniendo inmundicia sobre sí, será
cortado de mi presencia. Yo Jehová.” (Levítico 22:1-3)
Actualmente no
se ofrecen sacrificios al Señor, pues Éste ya hizo un sacrificio para nuestra
salvación en la cruz. Pero sí los hijos de Dios nos acercamos a Él para
ofrendar nuestras vidas, oraciones, alabanzas, ayunos y también dineros para Su
obra. Como en esa época, también hay malos ministros y malos hermanos que se
aprovechan del amor y la fe de los cristianos, robándoles o exigiéndoles algo
que el Señor no ha ordenado. Son aprovechadores, falsos creyentes, que sólo van
tras su ambición: “1 Pero hubo también
falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que
introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que
los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. / 2 Y muchos
seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será
blasfemado, / 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras
fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su
perdición no se duerme.” (2 Pedro
2:1-3)
El lucro en la
Iglesia es algo despreciable. La obra del Señor necesita dinero para sostener a
sus ministros (obra magisterial), para evangelizar (obra evangelizadora) y para
ir en ayuda de los necesitados (obra social); pero no para que unos pocos
lucren y llenen sus bolsillos a costa de los pobres. Es lo que Judas reprende y
señala como el pecado que cometió el profeta cuando quiso vender la bendición
de Dios: “¡Ay de ellos! porque han
seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y
perecieron en la contradicción de Coré.” (San Judas 11)
Cuando nos damos
cuenta que un pastor o líder eclesial actúa en forma deshonesta, deberíamos
enfrentarlo con la Palabra de Dios pero con respeto y luego alejarnos de él. No
es conveniente el escándalo ni la divulgación de esos hechos negativos, lo que
sería desprestigio para el Evangelio. Siempre será mejor orar para que esa
persona se arrepienta y cambie de actitud.
- Los hijos de Elí cometían inmoralidad sexual.
“22 Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus
hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la
puerta del tabernáculo de reunión.” (1 Samuel 2:22)
El sacerdote ya
era un hombre anciano y escuchaba los comentarios de la gente sobre el mal que
hacían sus hijos sacerdotes con Israel. Para él era dolor y vergüenza; además
temía qué sería del futuro sacerdocio cuando él muriera. Entre las fechorías
que hacían estaba el seducir a las mujeres que velaban a la puerta del
tabernáculo. Ellas venían por piedad y terminaban siendo aprovechadas
sexualmente por sacerdotes impíos. Esta actuación sólo ofendía a Dios y
denigraba el sacerdocio.
Cuando sucede
algo así en la Iglesia, como lo hemos visto en algunos lugares el último
tiempo, cunde la desconfianza del pueblo en la autoridad eclesial, la gente se
aleja de Dios, no escucha Su Palabra y se inclina por sus propias ideas o
adopta creencias extrañas. Los líderes que proceden así cometen el más grave
pecado pues están pisoteando el mensaje del Señor y al Señor mismo, es un
pecado contra el Espíritu Santo: “Por
tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la
blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.” (San Mateo 12:31)
- Los hijos de Elí pecaban contra Dios.
“23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes?
Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. / 24 No, hijos
míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de
Jehová. / 25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas
si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la
voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir.” (1 Samuel 2:22-25)
El padre amonestó
a sus hijos con palabras sabias sobre la mala fama que se habían acarreado. Les
dijo que ellos hacían pecar al pueblo de Dios. Once siglos después, Jesús
diría: “1... Imposible es que no vengan
tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! / 2 Mejor le fuera que se le
atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer
tropezar a uno de estos pequeñitos.” (San
Lucas 17:2)
Elí les advierte
que el pecado que cometen no es contra hombres sino contra Dios. Si fuere una
ofensa sólo humana, podrían ser juzgados por jueces humanos; pero si es un
pecado contra el Señor, ellos no podrán defenderles. Dios les juzgaría por su
delito contra el Espíritu, ya que el Tabernáculo y los ritos efectuados allí
son cosas sagradas. Este principio aún está vigente: la Iglesia y sus
actividades litúrgicas, evangelizadoras y sociales son cosa sagrada; el
aprovechamiento económico, sexual y de otro tipo, de los ministros de Dios
sobre la feligresía, es algo repudiable que queda al juicio de Dios.
Los hijos de Elí
no escucharon a su padre pues ya Dios había determinado quitarlos de este mundo.
Esta determinación del Señor es comprensible, dado el desprestigio y el daño
que Ofni y Finees habían hecho al Tabernáculo y a Israel. El sacerdote les
advirtió, no los juzgó condenándoles, sólo condenó su actuación y Dios tomó la
decisión.
¿Qué debe hacer
la Iglesia hoy, cuando un ministro de Dios comete pecado contra la feligresía?
Jesús enseñó lo siguiente: “15 Por tanto,
si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te
oyere, has ganado a tu hermano. / 16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno
o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. / 17 Si no
los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por
gentil y publicano.” (San Mateo 18:15-17)
Son cuatro sencillos pasos: 1) Reprensión sin testigos; 2) Reprensión con dos o
tres testigos; 3) Información a la
iglesia; y 4) Si no oyere a la iglesia, tratarlo como un incrédulo.
San Pablo amplía
este procedimiento disciplinario: “4 En
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el
poder de nuestro Señor Jesucristo, / 5 el tal sea entregado a Satanás para
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor
Jesús. / 6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa? / 7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis
nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya
fue sacrificada por nosotros.” (1
Corintios 5:4-7) A veces es necesario apartar a una persona del resto de la
Iglesia pues sus acciones y palabras inadecuadas contaminarán al resto.
La disciplina
sobre los ministros y ancianos de la Iglesia será más estricta: “19 Contra un anciano no admitas acusación
sino con dos o tres testigos. / 20
A los que persisten en pecar, repréndelos delante de
todos, para que los demás también teman. / 21 Te encarezco delante de Dios y
del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin
prejuicios, no haciendo nada con parcialidad. / 22 No impongas con ligereza las
manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.” (1 Timoteo 5:19-22) La Gracia de Dios no
deja fuera la disciplina necesaria en la Iglesia.
- Los hijos de Elí eran unos malcriados.
“26 Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto
delante de Dios y delante de los hombres. / 27 Y vino un varón de Dios a Elí, y
le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre,
cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? / 28 Y yo le escogí por mi
sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar,
y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre
todas las ofrendas de los hijos de Israel. / 29 ¿Por qué habéis hollado mis
sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has
honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las
ofrendas de mi pueblo Israel?” (1 Samuel 2:26-29)
Samuel crecía
física y espiritualmente. Un ángel le habló al sacerdote Elí recordándole que
Dios se había manifestado en Egipto a la casa de Leví. Recordemos que Moisés y
sus hermanos Aarón y Miriam eran hijos de Amram, miembro de la tribu de Leví, El
padre de Moisés era hijo de Kohath y esposo de Iojebed. El Señor escogió a Leví
como sacerdote de las 12 tribus y permitió que toda ofrenda del altar fuera
para él.
Entonces Dios
amonesta a Elí que ha honrado más a sus hijos que a Él, llenándose con lo mejor
de las ofrendas de Su pueblo. El sacerdote no tuvo la autoridad necesaria sobre
sus hijos, no los puso en disciplina, les dejó hacer y él mismo comió de las
ofrendas indignamente. He aquí una lección para los padres que deben saber
cumplir su rol de educadores de sus hijos en el conocimiento de Dios;
formadores de personas respetuosas del Señor: “1 Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová
vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra
a la cual pasáis vosotros para tomarla; / 2 para que temas a Jehová tu Dios,
guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo,
y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean
prolongados. / 3 Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que
te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te
ha dicho Jehová el Dios de tus padres.” (Deuteronomio 6:1-3); “Instruye
al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Proverbios 22:6); y el Nuevo Testamento
exhorta a los padres, “Y vosotros,
padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor.” (Efesios
6:4)
Dios mismo envió
Su mensajero, acaso Cristo, y confrontó a Elí por haber malcriado a sus hijos Ofni
y Finees, descuidando así su ministerio. Otra lección: familia y ministerio van
unidos; no tenemos derecho a descuidar a nuestros hijos dejándoles hacer lo que
les venga en gana, por causa del ministerio.
- Los hijos de Elí fueron condenados por Dios.
"30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había
dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente;
mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me
honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. / 31 He aquí, vienen
días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no
haya anciano en tu casa. / 32 Verás tu casa humillada, mientras Dios colma de
bienes a Israel; y en ningún tiempo habrá anciano en tu casa. / 33 El varón de
los tuyos que yo no corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu
alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la edad viril. / 34 Y
te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos
morirán en un día.” (1 Samuel 2:30-34)
Aquí el Señor
declara que honrará sólo a los que le honran, y los que le desprecian serán
tenidos en poco. Por ello, por la mala conducta de Elí y sus hijos, será
castigada la casa de Leví matando a sus sucesores o bien sufriendo dolor. Como
señal será la muerte de Ofni y Finees. El profeta Malaquías da cuenta de la
decadencia de los levitas con estas palabras: “1 Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. / 2
Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho
Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras
bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón. /
3 He aquí, yo os dañaré la sementera, y os echaré al rostro el estiércol, el
estiércol de vuestros animales sacrificados, y seréis arrojados juntamente con
él. / 4 Y sabréis que yo os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con
Leví, ha dicho Jehová de los ejércitos. / 5 Mi pacto con él fue de vida y de
paz, las cuales cosas yo le di para que me temiera; y tuvo temor de mí, y
delante de mi nombre estuvo humillado. / 6 La ley de verdad estuvo en su boca,
e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo,
y a muchos hizo apartar de la iniquidad. / 7 Porque los labios del sacerdote
han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque
mensajero es de Jehová de los ejércitos. / 8 Mas vosotros os habéis apartado
del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el
pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos. / 9 Por tanto, yo también os he
hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado
mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas.” (Malaquías 2:1-9)
Robar lo que
pertenece a Dios e inmoralidad sexual fueron los dos pecados fuertes de Ofni y
Finees.
- Los hijos de Elí no fueron sacerdotes fieles.
“35 Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga
conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará
delante de mi ungido todos los días. / 36 Y el que hubiere quedado en tu casa
vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan,
diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los ministerios, para que
pueda comer un bocado de pan.” (1 Samuel 2:35,36)
¿De quién está
hablando la Escritura como “sacerdote fiel”? ¿Qué hombre actuaría conforme al
sentir y el pensamiento de Dios? Se ha especulado que serían el mismo Samuel o
el rey David, que andarían delante del ungido, pero en verdad la profecía se
cumple en Sadoc.
Sadoc,
descendiente de Aarón, fue el hombre valeroso que acompañó a los jefes de las
tribus a Hebrón para transferir la corona de Saúl a David al comienzo de su
reinado. Fue sumo sacerdote al mismo tiempo que Abiatar. En la revuelta de
Absalón, hijo de David, permaneció fiel al rey, siguiéndole en su huida.
También, cuando Adonías intentó usurpar el trono del anciano rey, Sadoc
permaneció fiel a David. El monarca se enteró del complot y dio orden a Sadoc y
al profeta Natán que confirieran a Salomón la unción real. Salomón expulsó a
Abiatar del sacerdocio y nombró sumo sacerdote a Sadoc hasta su muerte: “26 Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: Vete
a Anatot, a tus heredades, pues eres digno de muerte; pero no te mataré hoy,
por cuanto has llevado el arca de Jehová el Señor delante de David mi padre, y
además has sido afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre. / 27
Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la
palabra de Jehová que había dicho sobre la casa de Elí en Silo.” (1 Reyes 2:26,27)
El libro de
Crónicas registra sobre Sadoc: “20
Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro
Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e
inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey. / 21 Y sacrificaron víctimas
a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil
carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de
todo Israel. / 22 Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran
gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de
David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.” (1 Crónicas 29:20-22)
Pero el
Sacerdote Fiel por excelencia es Jesucristo, la fidelidad le caracteriza: “Por lo cual debía ser en todo semejante a
sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a
Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.” (Hebreos 2:17). Es llamado “fiel Creador” (1 Pedro 4:19), “testigo fiel” y “Fiel y Verdadero”: “y de Jesucristo el testigo fiel, el
primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos
amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5); “Entonces
vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se
llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.” (Apocalipsis 19:11)
ENSEÑANZA DE VIDA.
1)
Los padres deben entregar
conocimiento bíblico a sus hijos pero también incentivarles a una comunión
íntima con Dios.
2)
Debemos orar por los ministros
y líderes de la Iglesia para que no caigan en tentación.
3)
En toda Iglesia se debe aplicar
la disciplina que Jesús y los apóstoles enseñan, para que el Evangelio no caiga
en descrédito.
4)
Los padres deben ejercer
disciplina con amor sobre sus hijos y no ser blandos ni indulgentes.
5)
No debemos permitir la
deshonestidad en la administración de los dineros, ni la inmoralidad sexual en
la Iglesia.
6)
La fidelidad a Dios y los
hermanos en la fe debe ser un distintivo de todo discípulo de Jesucristo.
CONCLUSIÓN.
El Señor permitiría en una futura batalla de
Israel con los filisteos, la captura del arca del pacto y junto con el ataque
del campamento hebreo, cercano a Silo, la muerte de Ofni y Finees, los hijos
del sacerdote Elí. Dios permitió su muerte debido a que ellos: 1) No tenían conocimiento del Señor; 2) Robaban las ofrendas; 3) Cometían
inmoralidad sexual; 4) Pecaban contra Dios; 5) Eran unos malcriados; 6) Fueron condenados
por Dios; y 7) No fueron sacerdotes fieles.
PARA TRABAJAR EN EL
CENÁCULO:
1)
¿Ha podido usted
transmitir la fe cristiana a sus hijos, nietos o sobrinos?
2)
¿Hay algún
“oveja negra” en su familia y cuál fue la causa de su impiedad?
3)
¿Estimula usted
a las personas a tener comunión con el Señor por medio de la oración?
4)
¿De qué forma
está usted colaborando con la misión de la Iglesia?
5)
¿Qué debemos
hacer los cristianos frente a los falsos pastores o que actúan con
deshonestidad?
6)
¿Cómo expresó o
expresa su madre, el amor hacia usted?
7)
¿Cuáles han sido
las circunstancias más difíciles que usted ha vivido y cómo las superó?
8)
¿Cree usted que
es necesaria la disciplina en la Iglesia y en qué casos, si todos somos
pecadores?
9)
¿Es bueno que
los hijos sean reprendidos por sus padres?
10)
¿Qué haría usted si escuchara hablar mal de
sus hijos?
11)
¿Cree que Elí fue blando y poco enérgico con Ofni
y Finees? ¿Qué habría hecho usted?
12)
¿Por qué el Señor resolvió hacer morir a Ofni
y Finees?
13) ¿Cuáles fueron los pecados de Ofni y Finees?
14)
¿Se cometen hoy
día pecados como los de Ofni y Finees? ¿Cómo procede la Iglesia?
15)
¿Qué debe hacer una Iglesia cuando el
pastor comete pecado contra la feligresía?
16)
¿En quién o quiénes descansa la función
sacerdotal cristiana?
17) ¿Es conveniente
esconder o transparentar los pecados de los ministros de Dios contra la Iglesia
del Señor?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina, Casiodoro de (1960). “La
Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman
Publishers.· MacArthur, John. (2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc.
· (1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
· (1960). “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
· “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
· “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
· “Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
· Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
· (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
4 comentarios:
Muy buena la explicación
Exelente👌
Muchas gracias por esta excelente reflexión.
Veo con mucho dolor y tristeza que la mayoría de los padres de familia son tan permisivos con los hijos, les da miedo ejercer la autoridad sobre sus descendientes pero lo más grave es que ya no hay una madre en casa que eduque en la fe.
Más claro imposible excelente explicación Dios los continue bendiciendo y añadiendo sabiduría 🤗
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