MENSAJE 3
Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: “17 Entonces Josué respondió a la casa de José, a
Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no
tendrás una sola parte, /18 sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es
bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque
tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.” (Josué 17:17,18)
Idea central: No quejarnos, sino esforzarnos
en la Gracia.
Objetivos: a) Abandonar las quejas por la vida que no tenemos y mirar el legado de
Jesucristo; b) Atender a la reprensión de Dios a actuar y conquistar lo que Él
ya nos asignó; c) Comprender y asumir que lo que aún no poseemos es nuestra responsabilidad;
d) Escuchar la respuesta del Señor que nos anima a reconocernos como un gran
pueblo con el poder de la fe y el Espíritu Santo; e) Estar convencidos que conseguiremos
nuestra heredad con tesón, hasta sus límites más lejanos, venciendo todo obstáculo.
Resumen:
Todo nos ha sido dado por efecto de la muerte y resurrección de Jesucristo;
pero nos falta la fe y la convicción, la valentía y la decisión para
alcanzarlo. A veces nos quejamos a Dios y Su sabia respuesta siempre será
“Esfuérzate y se valiente”, “Esfuérzate en la Gracia”.
E
|
l libro de Josué, continuador
de la obra de Moisés, relata cómo fue repartida la tierra prometida a los hijos
de Israel: “1 Esto, pues, es lo que los hijos de Israel tomaron por heredad en la
tierra de Canaán, lo cual les repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de
Nun, y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel. / 2 Por
suerte se les dio su heredad, como Jehová había mandado a Moisés que se diera a
las nueve tribus y a la media tribu. / 3 Porque a las dos tribus y a la media
tribu les había dado Moisés heredad al otro lado del Jordán; mas a los levitas
no les dio heredad entre ellos. / 4 Porque los hijos de José fueron dos tribus,
Manasés y Efraín; y no dieron parte a los levitas en la tierra sino ciudades en
que morasen, con los ejidos de ellas para sus ganados y rebaños. / 5 De la
manera que Jehová lo había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de
Israel en el repartimiento de la tierra.” (Josué 14:1-5)
Como
todos, recibieron también su heredad los hijos de José, Manasés y Efraín, pero
ellos no estuvieron conformes, reclamando al líder José por lo escaso del
territorio dado a ellos, que eran tanto pueblo:
“14 Y los hijos de José hablaron a
Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola
parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido
hasta ahora?” (Josué 17:14)
Se quejaron al sucesor de Moisés, porque no habían
recibido un territorio más extenso. A Efraín se le había entregado apenas la
mitad del territorio que recibió Manasés. Entre ambas tribus había una competencia,
a pesar de que descendían de un mismo origen; se habían alejado una de otra y
no querían compartir ni siquiera la tierra.
En la tribu de Efraín había mucha gente y ellos
pensaban que por pertenecer Josué a ella, él haría algo para ayudarles. Sin
embargo Josué nada hizo y ellos recibieron una tierra montañosa y escabrosa.
Josué,
como buen líder que está abierto a oír a su pueblo, escuchó atentamente a los
hijos de José; sobre todo escuchó sus corazones y luego les dio una respuesta
lógica, provocativa y motivadora.
Los
cristianos, tal como los hijos de José, muchas veces estamos disconformes con
lo que Dios nos ha dado, con la vida que llevamos o con nuestra propia persona
y quienes nos rodean. Entonces nos quejamos y reclamamos más. La respuesta que
el gran líder Josué dio a Efraín y Manases, es la misma respuesta que Dios nos
daría a nosotros hoy, si caemos en el inconformismo, la pereza y la queja.
¿Cuál
es la respuesta de Dios a nuestras quejas?
- No es una respuesta paternalista.
“15 Y Josué les respondió: Si sois
pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los
ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para
vosotros.” (Josué 17:15)
La versión Dios Habla Hoy dice: “Ya que ustedes son tantos que no caben en los montes de Efraín, vayan
al bosque y desmonten tierras en la región de los ferezeos y de los refaítas.”
(DHH)
a)
“vayan al bosque y desmonten”. Josué los invitó a esforzarse y desmontar los
cerros. En este caso “desmonte” significa tala de árboles. Hoy en día los
cerros de esa región están desnudos porque a través de los siglos se ha
arrasado con los bosques de los cerros. Actualmente Israel reforesta esa región
que antaño fue una verdadera jungla. Prueba de ello es que en tiempos de Jesús,
el monte de los Olivos también estaba cubierto de árboles y no era el pequeño
grupo de árboles que es ahora. Los enemigos del Señor tuvieron que ser guiados
por Judas en el monte para poder arrestarlo.
b)
“desmonten tierras en la región de los ferezeos y de
los refaítas.” Estos eran tribus cananeas. Se
puede percibir cierta ironía cuando les dice que el monte de Efraín es estrecho
para ellos. Josué No les resuelve el problema, no actúa en forma paternalista,
sino que los incentiva a esforzarse por lograr lo que ellos consideran justo.
Esas tribus cananeas representan los obstáculos necesarios a enfrentar para
crecer en valentía, osadía, fe, confianza en Dios y en nuestras capacidades,
esperanza, en fin victoria sobre la dificultad.
A los hijos de José no les agradó la respuesta y
siguieron reclamando que no les bastaba el monte y que los cananeos estaban
mejor equipados porque tenían carros de hierro. Ellos se
dejaron intimidar por los recursos bélicos de los cananeos:
“16 Y los hijos de José dijeron: No nos
bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la
llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y
los que están en el valle de Jezreel.” (Josué 17:16)
Como
a los hijos de José, cuántas veces también nos asusta Satanás, nos asusta
nuestra debilidad, nos asusta nuestra falta de capacidad, nos asusta la opinión
de otros, etc.
Ellos
no aceptaron las palabras de Josué, ni creyeron, a pesar de que “Jezreel” significa “Dios siembra”.
Este valle es llamado también el Valle de Armagedón, de Meguido o de Esdraelón.
La
respuesta de Dios a nuestras quejas no es una respuesta paternalista, sino un
llamado a actuar para conquistar lo que Él ya nos ha asignado.
- Es una respuesta que anima.
“17 Entonces Josué respondió a la casa
de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande
poder; no tendrás una sola parte, / 18 sino que aquel monte será tuyo; pues
aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más
lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque
sea fuerte.” (Josué 17:17,18)
La respuesta que Josué dio a su propia tribu, fue
una respuesta contundente y definitiva, que debía animarles a salir de su
desidia y temor:
1)
“Tú eres gran pueblo”. Manasés y Efraín formaban una gran tribu, eran muchos
más que las tribus cananeas del lugar. Josué les muestra su capacidad para que
ellos se animen a tomar lo que Dios les ha dado. Él les inyectó espíritu de
conquistadores. ¡Es lo que necesitamos tener, espíritu de conquista de las
almas! Es necesario que reconozcamos lo que somos:
“9 Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; / 10
vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de
Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis
alcanzado misericordia.” (1 Pedro
2:9,10)
2)
“Tienes grande poder”. El poder del pueblo de Dios estaba y está en la fe
que tenemos en Él. El Señor siempre acompaña y da victoria al pueblo que confía
en Su poder. El papel de Josué no era mimar al pueblo sino hacerlo crecer en
las virtudes que le harían poderoso. Así también el Señor le había dicho una
vez a él:
“1 Aconteció
después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo
de Nun, servidor de Moisés, diciendo: / 2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues,
levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy
a los hijos de Israel. / 3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés,
todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. / 4 Desde el desierto y el
Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro
territorio. / 5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como
estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. / 6
Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la
tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.” (Josué 1:1-6)
3)
“No tendrás una sola parte, sino que aquel monte será
tuyo”. Puesto que eran tantos, no les
correspondería solamente una parte del territorio, sino más. El Señor conocía
sus necesidades y había pensado en satisfacerlas, a condición de que ellos se
esforzaran.
El monte de nuestras conquistas será nuestro, sólo si
nos esforzamos por alcanzarlo. El Señor nos quiere proactivos, diligentes,
laboriosos en la fe. Necesitamos desarrollar virtudes, hacer buenas obras,
alcanzar nuevos discípulos; lo lograremos no por “arte de magia” sino por fe en
Él y esfuerzo. Este es el sentido del consejo paulino: “1 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. /
2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que
sean idóneos para enseñar también a otros. / 3 Tú, pues, sufre penalidades como
buen soldado de Jesucristo.” (2
Timoteo 2:1-3) Debemos “esforzarnos en la gracia”.
4)
“Aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás
hasta sus límites más lejanos”. El
monte cubierto de bosques sería de los hijos de José. Ellos podrían aprovechar
esa madera para construir casas y muebles, como para combustible. Allí
fundarían sus ciudades. Es la promesa de Dios, no basada en algo mágico sino
basada en las capacidades que Dios mismo ha puesto en Sus hijos. Él sabe que
somos capaces y nos anima a conquistar el bosque –siempre los árboles
simbolizan personas- y hacerlo nuestro, es decir del reino de Dios.
Siempre ha querido el Señor que conquistemos la Tierra
hasta sus confines:
- “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (San
Mateo 28:19)
- “Y les
dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (San
Marcos 16:15)
- “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 2:8)
5)
“Tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros
herrados, y aunque sea fuerte.” Si
querían tener más territorio, tendrían que luchar para conseguirlo. Debían
dejar de quejarse y salir a tomar posesión de la tierra, tendrán que ir y
conquistarlo, aunque los cananeos fuesen fuertes y estuviesen bien armados. El
Señor no les daría la tierra gratuitamente sino que les costaría un esfuerzo.
Dios quería ver hombres valientes, decididos y de fe.
La
respuesta de Dios a nuestras quejas es una respuesta que nos anima a: a) Reconocernos
como un gran pueblo; b) Con el poder de la fe y el Espíritu Santo; c) Un pueblo
que conseguirá su parte con tesón; d) Hasta sus límites más lejanos; y e) Que
vencerá todo obstáculo enemigo.
ENSEÑANZA DE VIDA.
A
veces los cristianos somos:
a)
Pobres, material o espiritualmente.
b)
Quejumbrosos acerca de nuestra
suerte en la vida.
c)
Poco decididos para tomar
posesión de las muchas bendiciones de Dios.
Necesitamos dejar de quejaros y salir a conquistar
lo que Dios nos ha prometido y que nos espera.
El
Señor nos ha prometido grandes bendiciones si le obedecemos y creemos a Sus
palabras:
“1 Acontecerá que si oyeres atentamente
la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos
que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las
naciones de la tierra. / 2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te
alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. / 3 Bendito serás tú en la
ciudad, y bendito tú en el campo. / 4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto
de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de
tus ovejas. / 5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. / 6 Bendito
serás en tu entrar, y bendito en tu salir. / 7 Jehová derrotará a tus enemigos
que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete
caminos huirán de delante de ti.” (Deuteronomio 28:1-7)
Es necesario que expulsemos al enemigo de nuestras
vidas y nos atrevamos a tomar lo que Dios ya nos dio, pues nos dijo: “Yo os he entregado, como lo había dicho a
Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.” (Josué 1:3)
Muchos de nosotros somos pobres material, social,
psicológica o espiritualmente porque no
nos levantamos para caminar en la Tierra Prometida. ¡Tomemos posesión de las bendiciones
que el Señor ya nos ha dado! Es hora de cambiar nuestra manera de actuar. Creamos
en lo que los apóstoles nos enseñaron:
“3 Como
todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por
su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria
y excelencia, / 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia; / 5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo,
añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; / 6 al conocimiento,
dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; / 7 a la
piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.” (2 Pedro 1:3-7)
CONCLUSIÓN.
Los
cristianos muchas veces nos lamentamos de nuestra condición material, social o
espiritual y no miramos lo que el Señor Jesucristo nos ha legado como
Testamento.
Cuando
nos quejamos, la respuesta de Dios no es paternalista, sino una reprensión a
actuar y conquistar lo que Él ya nos asignó. Si aún no lo poseemos es por
nuestra propia flojera.
La
respuesta de Dios nos anima a: a) Reconocernos como un gran pueblo; b) Con el
poder de la fe y el Espíritu Santo; c) Un pueblo que conseguirá su parte con
tesón; d) Hasta sus límites más lejanos; y e) Que vencerá todo obstáculo
enemigo.
PARA TRABAJAR
EN EL CENÁCULO:
1) ¿Está usted conforme con la vida que ha tenido?
2)
¿En qué consiste
el legado del Señor Jesucristo?
3)
¿Qué bendiciones
ha recibido del Señor?
4)
¿Cómo sería una
respuesta paternalista de Dios?
5)
¿De acuerdo a las
historias bíblicas, cuál es la respuesta de Dios ante las quejas de los seres
humanos?
6)
¿Qué aspectos
materiales y espirituales dados por Dios, usted aún no ha conquistado?
7)
¿Qué cosas le
hubiera gustado conseguir en la vida y por qué causa no lo logró?
8)
¿Por qué es
importante reconocernos como un gran pueblo?
9)
¿Cuáles han sido
sus grandes conquistas en la vida?
10)
¿Qué significa
para usted “esforzarse en la gracia”?
11)
¿Qué bendiciones
nos ha prometido el Señor para esta vida?
12)
¿Qué condición se
requiere, de acuerdo al Texto estudiado, para recibir las bendiciones del Señor
y cómo se condice esto con la gratuidad de Dios?
13)
¿Qué enseñó el apóstol
Pedro acerca de la Iglesia?
14)
¿A qué le ha
animado este sermón?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina, Casiodoro de (1960). “La
Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman
& Holman Publishers.
·
MacArthur, John.
(2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados
Unidos: Thomas Nelson Inc.
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(1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular”
Sociedades Bíblicas Unidas.
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(1960).
“La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas
Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
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“Nuevo
Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
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“Concordancia
electrónica de la Biblia” Disponible
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·
Rizo Martínes,
José L. “Diccionario Bíblico”
Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·
Silva, Kitim “Josué el Conquistador” Editorial Portavoz.
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