CONVERTIDOS A JESUCRISTO
VI PARTE
Lectura bíblica: 2 Timoteo 3:15-17
Propósitos de la charla: a) Valorar la Palabra de Dios como alimento espiritual imprescindible para el discípulo; b) Conocer los efectos de la Palabra en el cristiano; c) Conocer y practicar las condiciones necesarias para obtener provecho de la Palabra de Dios.
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
(Salmo 1:1-6)
Hay cinco aspectos de su conversión que usted debe saber: 1) Usted se ha convertido a Jesucristo; 2) Usted ha sido trasladado de Reino; 3) Usted tiene vida eterna; 4) Usted ha nacido en la Familia de Dios; y 5) Usted pertenece a la Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo. Ahora que sabe quién es, deberá por el resto de su vida en esta tierra, cuidar cinco funciones, de las cuales trataremos en esta lección el primero.
Como toda criatura, el alimento para poder desarrollarse sano y robusto, es fundamental. Pero como hablamos de una nueva criatura, que es eminentemente espiritual, su alimento deberá ser, también, espiritual. El Señor Jesucristo dijo “Mis palabras son espíritu y son vida”. Este es el alimento que usted y todo cristiano necesita cada día: la Palabra de Dios. El alimento del cristiano es la Palabra de Dios que está escrita en la Biblia.
Por medio de la Biblia conocemos a Dios.
La Biblia es la Palabra de Dios, la Biblia expresa Su Voluntad. Es, por tanto, la máxima autoridad que establece los principios de nuestra fe. La Biblia no sólo contiene palabras de Dios, sino que es la Palabra de Dios. Por medio de la Biblia respondemos las tres preguntas más acuciantes del ser humano: quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. A través de la Biblia, Dios habla al hombre. Como discípulos de Jesucristo necesitamos alimentarnos de la Palabra de Dios. ¿Por qué?
¿Qué produce la Palabra de Dios en el hijo de Dios?
· La palabra de Dios le hace próspero
· La palabra de Dios le guía
· La palabra de Dios le da sabiduría
· La palabra de Dios le beneficia
I. LA PALABRA DE DIOS LE HACE PROSPERO.
Dios desea que todos los discípulos de Jesucristo tengan el hábito de leer Su Palabra, porque en ella está escrita Su voluntad, Sus promesas y todo el legado que Jesús nos ha dejado como testamento. Sin embargo el enemigo de nuestras almas se empeña en alejarnos de las Escrituras y no desea que tengamos ese hábito. Mas todo depende de nosotros. Si nos cansamos de leer, Dios nos alentará con Su Espíritu Santo; si nos da sueño, Él nos motivará y despertará, llamándonos la atención sobre pasajes ideas que nos sorprenderán y ayudarán mucho. Si nos duele la cabeza, Él, como nuestro Médico, acudirá a aliviarnos. Si reflexionamos diariamente en la Palabra de Dios, haciéndonos el hábito de leerla y meditarla, lápiz y cuaderno en mano, seremos cristianos prósperos y vivir una vida de plena confianza en Dios. El Señor nos dice hoy: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 2) Y además nos promete: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; / Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. / Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmos 1:1-3) El resultado de alimentarnos con la Palabra de Dios, trae prosperidad a la vida del cristiano.
1) La Palabra de Dios nos trae prosperidad espiritual: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17)
2) La Palabra de Dios nos trae prosperidad mental: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” (Isaías 26:3)
3) La Palabra de Dios nos trae prosperidad física: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. / Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:4,5)
4) La Palabra de Dios nos trae prosperidad financiera: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. / Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. / Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; / como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. / Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia” (2 Corintios 9:6-10)
II. LA PALABRA DE DIOS LE GUIA.
La lectura de la Biblia es semejante a ir por un camino en una noche sin luna. Tropezamos y nos salimos fácilmente del sendero, nos da miedo pues desconocemos absolutamente hacia donde caminamos. Si encendemos una linterna, ésta nos devolverá la confianza pues sabremos donde pisar para no tropezar y encontraremos la dirección. La Biblia, la Palabra de Dios, nos ilumina el entendimiento, da respuesta a todas aquellas interrogantes trascendentes, nos enseña como vivir en las distintas áreas de la vida, da consuelo, nos muestra a Dios y Su gran amor, en definitiva nos hace vivir seguros. El salmista la compara a una lámpara a sus pies, una luz en el sendero: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105)
Los cristianos somos guiados por Dios a través de un manual de vida, que es Su Palabra. Ella es como una lámpara que nos ilumina el camino. Él ha puesto Su voluntad y dirección en Su Palabra, pero habrá que leerla en oración y atendiendo al Espíritu Santo. Un gran evangelista ha dicho: “Su Palabra va delante de nosotros en el futuro y nos protege del pasado.”
III. LA PALABRA DE DIOS LE DA SABIDURIA.
Todos creemos poseer la razón o verdad de las cosas, incluso defendemos nuestras ideas y tratamos de imponer nuestros puntos de vista. Esto significa que todo ser humano anhela la sabiduría. Probablemente en muchos puntos tengamos la razón, pero no todo lo que creemos y pensamos es la absoluta verdad. Sólo Dios tiene la Verdad completa. Si alguien poseyera la sabiduría de Dios, tendría pleno éxito en su vida. Esto es posible si usted ama la sabiduría de Dios. Él ha escrito en Su Palabra Sus pensamientos, para que sea conocida por los que creen en Él. La exposición a Sus palabras nos da luz y entendimiento, si somos sencillos y tenemos fe. La Palabra de Dios nos da sabiduría para vivir, y por ende prosperidad: “Escogí el camino de la verdad; He puesto tus juicios delante de mí.” (Salmos 119:130)
IV. LA PALABRA DE DIOS LE BENEFICIA.
La Palabra de Dios es más que un libro de texto o un tratado científico, es una carta de Dios escrita para usted; léala como una carta familiar. Todo lo que lea en esta “epístola” es para su beneficio. Si lee en ella “Pedid y se os dará”, no cuestione esta idea y sencillamente comience a pedir a Dios; es como pasear por un huerto con árboles frutales, al cual su dueño le ha permitido entrar y saborear sus frutos.
Si encuentra en sus páginas una promesa, no vacile en aferrarse a ella; es como si Dios le haya entregado un cheque por cierta suma, sólo resta que usted de gracias y cambie el cheque ¿o lo rechazaría?
Si lee la oración de arrepentimiento de David, no se dedique a criticar a este adúltero y asesino pecador, ni trate de defenderlo por ser un rey que escribió tan bellos salmos, no pierda tiempo en ello, sino que haga suya esa oración y obtenga beneficios espirituales para usted. Para eso se encuentra escrita en la Palabra de Dios. La Biblia no ha sido escrita para repetirla de memoria ni para admirarla como un bello texto literario o un interesante tratado teológico, sino para ser vivida.
Si encuentra en ella modelos de santidad y abnegación, pídale a Dios esa santidad y negación de si mismo. Y si no la entiende, pídale entendimiento a Dios para que le otorgue esa sabiduría, para que su vida entera irradie la luz de Su Verdad.
La Palabra de Dios está a su alcance y es suya, esta es su oportunidad de ser bendecido por Dios. No desaproveche esta oportunidad que el Dios de la Verdad le da para su beneficio. Los que aman Su Palabra disfrutan de un gran bienestar y nada los hace tropezar; dice la Biblia: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.” (Salmos 119:165)
Hasta ahora hemos visto los beneficios que trae consigo oír, leer y estudiar la Palabra de Dios: nos hace prósperos, nos guía, nos da sabiduría y nos beneficia. Pero para poder disfrutar de estos beneficios de la Palabra de Dios, el discípulo de Jesucristo debe cumplir ciertas condiciones.
¿Qué condiciones son necesarias para obtener provecho de la Palabra de Dios?
· El discípulo debe considerarla necesaria.
· El discípulo debe cumplirla.
V. LA PALABRA DE DIOS ES NECESARIA.
¡Cuán necesaria es la Palabra de Dios para alimentar el alma! Ella edifica la mente del discípulo con la Verdad. La Palabra de Dios, entre otros beneficios, nos:
a) Enseña. Podemos conocer a Dios, al Salvador del mundo, al Señor del Reino, la condición del mundo, el futuro glorioso de los hijos de Dios, etc.
b) Exhorta. Recibimos ánimo para luchar contra el diablo y las tinieblas, para vencer los apetitos carnales que batallan contra el alma, y salir victoriosos frente a las tentaciones mundanas.
c) Reprende. Todos somos pecadores, seres humanos con una naturaleza caída inclinada al mal. La Palabra de Dios nos reprende confrontándonos con nuestra condición de pecadores.
d) Prepara para encontrarnos con Dios. La Biblia es fundamental en el proceso de santificación del cristiano.
Las Escrituras pueden dar al hombre la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Biblia ha sido inspirada por Dios, no es invención humana, a pesar de que fue escrita por hombres. Dios es el Autor de la Biblia. Es útil para enseñar al cristiano a vivir de acuerdo a la Divina voluntad; para reprender al que peca o yerra; para corregir al que va por un camino espiritual o moral equivocado y para instruir en la justicia de Dios: “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. / Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:15-17)
Hay cinco cosas que usted debe hacer con la Palabra de Dios:
a) Oírla (Romanos 10:17)
b) Leerla (Deuteronomio 17:19)
c) Estudiarla (Proverbios 2:1-6)
d) Memorizarla (Salmos 119:11)
e) Meditarla (Josué 1:8)
VI. LA PALABRA DE DIOS HAY QUE CUMPLIRLA.
La meditación cristiana, basada en la Palabra de Dios, no es meramente un estado de contemplación, sino una reflexión que conduce a vivir los preceptos bíblicos. Respetarlos y obedecerlos es el desafío que se presenta a todo discípulo de Jesucristo. El cristianismo es más que una religión, un estilo de vida; no se trata sólo de conocer la Biblia sino también de practicarla. El verdadero discípulo de Jesucristo no se contenta sólo con escuchar la Palabra, sino que la pone en práctica: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22)
CONCLUSIÓN
En esta enseñanza hemos aprendido la importancia que tiene para el discípulo de Jesucristo alimentarse diariamente de la Palabra de Dios. La Biblia nos hace prósperos, nos guía, nos da sabiduría y nos beneficia. Para obtener provecho de la Palabra de Dios y disfrutar de estos beneficios, el discípulo debe cumplir dos condiciones: valorarla como muy necesaria y practicarla.
Definitivamente: la Biblia nos aparta del pecado. De lo contrario, el pecado nos apartará de la Biblia.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Qué sabe usted de la Biblia?
2) ¿Qué le agradaría aprender de la Biblia?
3) ¿Qué momento del día dedica usted para leer y meditar en la Palabra de Dios?
4) Memorice junto a los discípulos del Cenáculo, el texto bíblico que inicia esta enseñanza.
BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
3) Billy Graham, material de la campaña evangelística internacional “Mi Esperanza”, Chile, 2005.
4) Randy Morrison; “Viviendo con sentido Común”
5) “Curso de Capacitación para Pastores y Líderes Cristianos”; Proyecto Mi Esperanza; Asociación Evangelística Billy Graham; 2005.
VI PARTE
Lectura bíblica: 2 Timoteo 3:15-17
Propósitos de la charla: a) Valorar la Palabra de Dios como alimento espiritual imprescindible para el discípulo; b) Conocer los efectos de la Palabra en el cristiano; c) Conocer y practicar las condiciones necesarias para obtener provecho de la Palabra de Dios.
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
(Salmo 1:1-6)
Hay cinco aspectos de su conversión que usted debe saber: 1) Usted se ha convertido a Jesucristo; 2) Usted ha sido trasladado de Reino; 3) Usted tiene vida eterna; 4) Usted ha nacido en la Familia de Dios; y 5) Usted pertenece a la Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo. Ahora que sabe quién es, deberá por el resto de su vida en esta tierra, cuidar cinco funciones, de las cuales trataremos en esta lección el primero.
Como toda criatura, el alimento para poder desarrollarse sano y robusto, es fundamental. Pero como hablamos de una nueva criatura, que es eminentemente espiritual, su alimento deberá ser, también, espiritual. El Señor Jesucristo dijo “Mis palabras son espíritu y son vida”. Este es el alimento que usted y todo cristiano necesita cada día: la Palabra de Dios. El alimento del cristiano es la Palabra de Dios que está escrita en la Biblia.
Por medio de la Biblia conocemos a Dios.
La Biblia es la Palabra de Dios, la Biblia expresa Su Voluntad. Es, por tanto, la máxima autoridad que establece los principios de nuestra fe. La Biblia no sólo contiene palabras de Dios, sino que es la Palabra de Dios. Por medio de la Biblia respondemos las tres preguntas más acuciantes del ser humano: quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. A través de la Biblia, Dios habla al hombre. Como discípulos de Jesucristo necesitamos alimentarnos de la Palabra de Dios. ¿Por qué?
¿Qué produce la Palabra de Dios en el hijo de Dios?
· La palabra de Dios le hace próspero
· La palabra de Dios le guía
· La palabra de Dios le da sabiduría
· La palabra de Dios le beneficia
I. LA PALABRA DE DIOS LE HACE PROSPERO.
Dios desea que todos los discípulos de Jesucristo tengan el hábito de leer Su Palabra, porque en ella está escrita Su voluntad, Sus promesas y todo el legado que Jesús nos ha dejado como testamento. Sin embargo el enemigo de nuestras almas se empeña en alejarnos de las Escrituras y no desea que tengamos ese hábito. Mas todo depende de nosotros. Si nos cansamos de leer, Dios nos alentará con Su Espíritu Santo; si nos da sueño, Él nos motivará y despertará, llamándonos la atención sobre pasajes ideas que nos sorprenderán y ayudarán mucho. Si nos duele la cabeza, Él, como nuestro Médico, acudirá a aliviarnos. Si reflexionamos diariamente en la Palabra de Dios, haciéndonos el hábito de leerla y meditarla, lápiz y cuaderno en mano, seremos cristianos prósperos y vivir una vida de plena confianza en Dios. El Señor nos dice hoy: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 2) Y además nos promete: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; / Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. / Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmos 1:1-3) El resultado de alimentarnos con la Palabra de Dios, trae prosperidad a la vida del cristiano.
1) La Palabra de Dios nos trae prosperidad espiritual: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17)
2) La Palabra de Dios nos trae prosperidad mental: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” (Isaías 26:3)
3) La Palabra de Dios nos trae prosperidad física: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. / Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:4,5)
4) La Palabra de Dios nos trae prosperidad financiera: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. / Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. / Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; / como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. / Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia” (2 Corintios 9:6-10)
II. LA PALABRA DE DIOS LE GUIA.
La lectura de la Biblia es semejante a ir por un camino en una noche sin luna. Tropezamos y nos salimos fácilmente del sendero, nos da miedo pues desconocemos absolutamente hacia donde caminamos. Si encendemos una linterna, ésta nos devolverá la confianza pues sabremos donde pisar para no tropezar y encontraremos la dirección. La Biblia, la Palabra de Dios, nos ilumina el entendimiento, da respuesta a todas aquellas interrogantes trascendentes, nos enseña como vivir en las distintas áreas de la vida, da consuelo, nos muestra a Dios y Su gran amor, en definitiva nos hace vivir seguros. El salmista la compara a una lámpara a sus pies, una luz en el sendero: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105)
Los cristianos somos guiados por Dios a través de un manual de vida, que es Su Palabra. Ella es como una lámpara que nos ilumina el camino. Él ha puesto Su voluntad y dirección en Su Palabra, pero habrá que leerla en oración y atendiendo al Espíritu Santo. Un gran evangelista ha dicho: “Su Palabra va delante de nosotros en el futuro y nos protege del pasado.”
III. LA PALABRA DE DIOS LE DA SABIDURIA.
Todos creemos poseer la razón o verdad de las cosas, incluso defendemos nuestras ideas y tratamos de imponer nuestros puntos de vista. Esto significa que todo ser humano anhela la sabiduría. Probablemente en muchos puntos tengamos la razón, pero no todo lo que creemos y pensamos es la absoluta verdad. Sólo Dios tiene la Verdad completa. Si alguien poseyera la sabiduría de Dios, tendría pleno éxito en su vida. Esto es posible si usted ama la sabiduría de Dios. Él ha escrito en Su Palabra Sus pensamientos, para que sea conocida por los que creen en Él. La exposición a Sus palabras nos da luz y entendimiento, si somos sencillos y tenemos fe. La Palabra de Dios nos da sabiduría para vivir, y por ende prosperidad: “Escogí el camino de la verdad; He puesto tus juicios delante de mí.” (Salmos 119:130)
IV. LA PALABRA DE DIOS LE BENEFICIA.
La Palabra de Dios es más que un libro de texto o un tratado científico, es una carta de Dios escrita para usted; léala como una carta familiar. Todo lo que lea en esta “epístola” es para su beneficio. Si lee en ella “Pedid y se os dará”, no cuestione esta idea y sencillamente comience a pedir a Dios; es como pasear por un huerto con árboles frutales, al cual su dueño le ha permitido entrar y saborear sus frutos.
Si encuentra en sus páginas una promesa, no vacile en aferrarse a ella; es como si Dios le haya entregado un cheque por cierta suma, sólo resta que usted de gracias y cambie el cheque ¿o lo rechazaría?
Si lee la oración de arrepentimiento de David, no se dedique a criticar a este adúltero y asesino pecador, ni trate de defenderlo por ser un rey que escribió tan bellos salmos, no pierda tiempo en ello, sino que haga suya esa oración y obtenga beneficios espirituales para usted. Para eso se encuentra escrita en la Palabra de Dios. La Biblia no ha sido escrita para repetirla de memoria ni para admirarla como un bello texto literario o un interesante tratado teológico, sino para ser vivida.
Si encuentra en ella modelos de santidad y abnegación, pídale a Dios esa santidad y negación de si mismo. Y si no la entiende, pídale entendimiento a Dios para que le otorgue esa sabiduría, para que su vida entera irradie la luz de Su Verdad.
La Palabra de Dios está a su alcance y es suya, esta es su oportunidad de ser bendecido por Dios. No desaproveche esta oportunidad que el Dios de la Verdad le da para su beneficio. Los que aman Su Palabra disfrutan de un gran bienestar y nada los hace tropezar; dice la Biblia: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.” (Salmos 119:165)
Hasta ahora hemos visto los beneficios que trae consigo oír, leer y estudiar la Palabra de Dios: nos hace prósperos, nos guía, nos da sabiduría y nos beneficia. Pero para poder disfrutar de estos beneficios de la Palabra de Dios, el discípulo de Jesucristo debe cumplir ciertas condiciones.
¿Qué condiciones son necesarias para obtener provecho de la Palabra de Dios?
· El discípulo debe considerarla necesaria.
· El discípulo debe cumplirla.
V. LA PALABRA DE DIOS ES NECESARIA.
¡Cuán necesaria es la Palabra de Dios para alimentar el alma! Ella edifica la mente del discípulo con la Verdad. La Palabra de Dios, entre otros beneficios, nos:
a) Enseña. Podemos conocer a Dios, al Salvador del mundo, al Señor del Reino, la condición del mundo, el futuro glorioso de los hijos de Dios, etc.
b) Exhorta. Recibimos ánimo para luchar contra el diablo y las tinieblas, para vencer los apetitos carnales que batallan contra el alma, y salir victoriosos frente a las tentaciones mundanas.
c) Reprende. Todos somos pecadores, seres humanos con una naturaleza caída inclinada al mal. La Palabra de Dios nos reprende confrontándonos con nuestra condición de pecadores.
d) Prepara para encontrarnos con Dios. La Biblia es fundamental en el proceso de santificación del cristiano.
Las Escrituras pueden dar al hombre la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Biblia ha sido inspirada por Dios, no es invención humana, a pesar de que fue escrita por hombres. Dios es el Autor de la Biblia. Es útil para enseñar al cristiano a vivir de acuerdo a la Divina voluntad; para reprender al que peca o yerra; para corregir al que va por un camino espiritual o moral equivocado y para instruir en la justicia de Dios: “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. / Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:15-17)
Hay cinco cosas que usted debe hacer con la Palabra de Dios:
a) Oírla (Romanos 10:17)
b) Leerla (Deuteronomio 17:19)
c) Estudiarla (Proverbios 2:1-6)
d) Memorizarla (Salmos 119:11)
e) Meditarla (Josué 1:8)
VI. LA PALABRA DE DIOS HAY QUE CUMPLIRLA.
La meditación cristiana, basada en la Palabra de Dios, no es meramente un estado de contemplación, sino una reflexión que conduce a vivir los preceptos bíblicos. Respetarlos y obedecerlos es el desafío que se presenta a todo discípulo de Jesucristo. El cristianismo es más que una religión, un estilo de vida; no se trata sólo de conocer la Biblia sino también de practicarla. El verdadero discípulo de Jesucristo no se contenta sólo con escuchar la Palabra, sino que la pone en práctica: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22)
CONCLUSIÓN
En esta enseñanza hemos aprendido la importancia que tiene para el discípulo de Jesucristo alimentarse diariamente de la Palabra de Dios. La Biblia nos hace prósperos, nos guía, nos da sabiduría y nos beneficia. Para obtener provecho de la Palabra de Dios y disfrutar de estos beneficios, el discípulo debe cumplir dos condiciones: valorarla como muy necesaria y practicarla.
Definitivamente: la Biblia nos aparta del pecado. De lo contrario, el pecado nos apartará de la Biblia.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Qué sabe usted de la Biblia?
2) ¿Qué le agradaría aprender de la Biblia?
3) ¿Qué momento del día dedica usted para leer y meditar en la Palabra de Dios?
4) Memorice junto a los discípulos del Cenáculo, el texto bíblico que inicia esta enseñanza.
BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
3) Billy Graham, material de la campaña evangelística internacional “Mi Esperanza”, Chile, 2005.
4) Randy Morrison; “Viviendo con sentido Común”
5) “Curso de Capacitación para Pastores y Líderes Cristianos”; Proyecto Mi Esperanza; Asociación Evangelística Billy Graham; 2005.
3 comentarios:
Reciban muchisimas bendiciones desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
Desde El Salvador Centroamerica
muy buen estudio una observacion nada mas en las 5 cosas que debemos hacer con la palabra de Dios deberiamos añadirle una mas y es PONERLA EN PRACTICA como lo dice santiago 1:22 que Dios les bendiga
Gracias por sus buenos deseos hermana Noemí. El Señor bendiga su vida.
Si leer con mayor detención, hermano Kevin, verá que sí destacamos la importancia de poner en práctica lo enseñado. Gracias por su aporte. El Señor le guíe!
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