SIRVIENDO AL CUERPO DE CRISTO
I PARTE
Lectura Bíblica: Romanos 12:9-13
Propósitos de la Charla: a) Comprender el concepto de fervor, pasión o visión, en la vida de la Iglesia; b) Que cada discípulo descubra cuál es el fervor que el Espíritu Santo ha puesto en él para servir a Dios y el prójimo.
“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. / Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. / En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; / gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; / compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.” (Romanos 12:9-13)
Saulo de Tarso caminaba hacia la ciudad de Damasco, con órdenes y autorización de perseguir y exterminar a las iglesias cristianas, consideradas en ese tiempo una secta judía muy peligrosa para la fe hebrea, ya que creía que el Mesías había venido y que Jesús es Dios (Hechos 9:1-19). “Respirando amenazas de muerte” dice la escritura, Saulo marchaba seguro de su misión, hasta que el mismo Señor se le apareció derribando todo su orgullo y celo religioso. Conocido es el relato de su conversión, como él pregunta a Jesucristo glorificado “¿qué quieres que haga Señor?” y como, desde ese instante, el que a la postre se convertiría en apóstol de los gentiles, fue un incansable propagador de la fe cristiana. Tiempo después relata: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, / revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre” (Gálatas 1:15,16) Los discípulos desconfiaban de éste que antes era su perseguidor y ahora estaba convertido en el más ferviente y comprometido seguidor de Jesucristo. El perseguidor de cristianos ahora era un seguidor de Cristo. Desde que el Todopoderoso intervino en su vida, San Pablo tuvo como la mayor motivación y pasión seguir al Señor, obedecer Sus mandatos, proclamar Su fe y ser un fervoroso apóstol fundador de iglesias cristianas. Su pasión eran las almas. Su pasión era llevar el Evangelio a todo el imperio romano, para lo cual luchó por llegar a Roma, la capital de éste. Su pasión era la Verdad, conocerla, estudiarla y proclamarla. Sin esa pasión no se habría extendido el Evangelio a los gentiles, no conoceríamos nosotros grandes verdades como la del Cuerpo de Cristo, el propósito eterno de Dios, el tribunal de Cristo o el rapto de la Iglesia. Fue gracias a la pasión de San Pablo que hoy podemos gozar de tan magníficas revelaciones. Por lo tanto la pasión es algo muy necesario en la obra de Dios. Como el árbol necesita de la energía del sol para realizar la fotosíntesis y crecer, como el cuerpo humano requiere de alimentos para desarrollarse, como para un vehículo es imprescindible la bencina para echar a andar el motor, así también la Iglesia requiere de “pasión” o “fervor” en sus miembros para que cumplan su función tanto individual como colectivamente.
LA IGLESIA ES UN ORGANISMO VIVO.
La Iglesia es un organismo vivo, el cuerpo de Cristo, en el que cada miembro cumple una función. Dios, al edificar su Iglesia, puso pasión en cada cristiano, una “pasión” o “visión” específica para participar en Su Iglesia. Al nacer de nuevo, en la regeneración o nuevo nacimiento, Dios nos da Su Espíritu Santo y con él el fervor, llamado o vocación para ejercer un servicio en la Iglesia.
La Palabra de Dios nos enseña Eclesiología cuando dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, / a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, / hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; / para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, / sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, / de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:11-16) La tarea de los “ministros” de Dios es perfeccionar a los cristianos para que realicen la función de la Iglesia que es servir al prójimo y a Dios. La palabra ministerio significa servicio. Haciendo ello la Iglesia crece en amor, en presencia de Cristo, en obras, en cantidad de salvados. Cada miembro tiene una “actividad propia” dada por el Señor. Cuando servimos a nuestros hermanos y al prójimo también le servimos a Él.
DEFINICIÓN DE “FERVOR”.
Fervor o pasión es el deseo del corazón dado por Dios. El diccionario lo define como el “Entusiasmo o ardor con que se hace algo.” Necesitamos darnos cuenta de qué es aquello que verdaderamente nos mueve en la vida cristiana para servir mejor en el Cuerpo de Cristo. El sueño o visión que tenemos define la meta de nuestro servicio en la Iglesia. Cuando Dios nos creó nos dio un imán llamado pasión, un imán que atrae todo lo bueno para nuestras vidas, el prójimo y la vida de la Iglesia. ¿Cuál es el anhelo que usted tiene?
El fervor es lo que Dios nos dio y no se define si es correcto o incorrecto. Tal vez usted quiere servir al Señor y no sabe cómo ni dónde hacerlo. Pues si logra descifrar cuál es su fervor podrá saberlo, ya que esa pasión o imán responde a la pregunta “¿dónde servir?”
El fervor se puede definir como el deseo que nos otorga Dios en nuestros corazones para que contribuyamos con abnegación en un determinado servicio.
“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. / Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. / Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.” (Salmos 37:3-5) Si ponemos toda nuestra confianza en el Señor y hacemos lo que Él ha instalado en nuestros corazones para hacer, seremos felices, serviremos al prójimo y a Dios con alegría. Al seguir esa fuerza o visión que hay en nuestro corazón nos deleitaremos y conseguiremos mucho más que haciendo sólo lo que se nos ha ordenado hacer o no haciendo nada para la obra de Dios. Es imperativo que descubramos nuestra pasión.
UTILIDAD DEL “FERVOR” O “PASIÓN”.
En la Iglesia hay diversidad de tareas: evangelización, enseñanza, misericordia, administración, misiones, alabanza, oración, etc. De seguro el Señor le ha preparado a usted para insertarlo y ocuparlo en alguna de ellas. También hay una diversidad de grupos por edad, sexo, ocupación, nivel socio cultural, etc. tanto dentro como fuera de la Iglesia. Piense que el Señor le ha llamado a ocupar alguna tarea o cargo y a servir en eso. Los ministros de Dios, sobre todo el pastor, pueden diferenciar las distintas pasiones de los hermanos en la Iglesia, pudiendo serle a usted de consejeros a la hora de escoger un servicio.
El Señor quiere nuestro corazón completo y ya ha puesto una pasión dentro de nosotros. Encontrar cuál es esa pasión puede ser un largo proceso pero no debemos flaquear en buscarlo.
He aquí una lista de servicios que se dan en la mayoría de las iglesias:
1. Culto a Dios (para Dios):
a) Alalabanza
b) Oración
c) Ofrenda
d) Sermón
e) Sacramentos
2. Enseñanza (para cristianos):
a) Para adultos
b) Para jóvenes
c) Para niños
3. Evangelización y Misión (para inconversos).
4. Programas sociales (para todos):
a) Colegios
b) Hospitales
NECESIDAD DE RECONOCER NUESTRO FERVOR.
Es muy importante descubrir el propósito del llamado de Dios a mi vida. Cuando sabemos cuál es nuestra pasión, podemos entregar toda nuestra fuerza para el servicio.
Uno de los puntos más importantes al momento de armar nuestro perfil como discípulos que sirven en la Iglesia, es comprender cuál es nuestro fervor. Usted puede servir con deseo, entusiasmo y esfuerzo al tener fervor en determinada área.
CÓMO IDENTIFICARLO.
Pero ¿cómo podemos identificar ese fervor? Ya que este fervor ha sido dado por Dios, actuamos de esa manera y en esas actuaciones es que podemos descubrirlo. En ocasiones la pasión depende mucho del logro; los éxitos en ciertas áreas nos incentivan a perseverar en ella. Lo contrario desmotiva.
Es necesario que cada cristiano descubra el “anhelo de su corazón”. Piense que no tiene ningún tipo de obstáculo y respóndase estas preguntas. Si gusta las escribe. De su respuesta con total sinceridad y sin preocuparse en si va a poder realizar ese trabajo o en cómo va a realizarlo.
Primera pregunta: ¿Qué haría usted si tuviera la certeza de que va a realizar bien un determinado trabajo, y sabe que no va a tener dificultad ni va a fracasar realizando esa tarea?
Segunda Pregunta: ¿Qué es lo que más le agradaría realizar durante el resto de su vida?
Tercera Pregunta: ¿En qué cosa dirán sus amigos que usted tiene más fervor e interés?
Cuarta Pregunta: ¿Cuál sería el tema del que usted hablaría toda la noche?
Quinta Pregunta: ¿Qué obras le gustaría a usted realizar para otras personas?
Sexta pregunta: ¿A qué tipo de personas le gustaría a usted más ayudar? A bebés, madres adolescentes, divorciados, empresarios, padres, desempleados, presos, ejército, niños, viudos, separados, recién casados, campesinos, ancianos, pobres, adolescentes, universitarios, solteros, obreros extranjeros, sin hogar, discapacitados, hospitalizados, otros.
Séptima pregunta: ¿En qué temas tiene usted grandes opiniones o algo importante que decir? En: contaminación del medio ambiente, formación de discípulos, violencia, educación, economía, cobertura médica, aborto, iglesia, problema infantil, SIDA, corrupción social, adicciones, evangelización, pobreza, hambre, homosexualidad, política, discriminación racial, problemas internacionales, tecnología, familia, analfabetismo, otros.
Octava pregunta: ¿Cuáles han sido las experiencias más reconfortantes de su vida? Usted puede descubrir su fervor en experiencias significativas de su pasado. Piense en cinco experiencias positivas que ha tenido y piense en el significado de estos hechos. Todas las vivencias son buenas. Lo importante es que haya sentido alegría y compromiso a través de ellas. Pueden ser experiencias en su hogar, iglesia, trabajo, escuela, tiempo libre, etc. Recuerde cinco experiencias positivas y piense en el significado que tuvieron para usted. Seguramente hay una relación entre todas esas experiencias y fluye un solo tema dentro de ellas, el cual le llevará a descubrir cual ha sido siempre su fervor.
Probablemente, luego de haberse respondido estas interrogantes, usted ya tenga cierta claridad de cual es el área en la que mejor puede contribuir en la Iglesia. Para nadie es fácil expresar su pasión, pero al vislumbrarlo como ahora, lo verá con mayor claridad en cuanto adquiera más experiencia.
CONCLUSIÓN.
Hay un anhelo profundo por la misión, llamado, fervor o pasión. Los planes de Dios en nuestro corazón son transmitirnos Su pasión. Dios tiene un fervor; Él desea la salvación del hombre “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, / el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. / Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, / el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.” (1 Timoteo 2:3-6). Jesucristo también tenía una pasión y la cumplió hasta llegar a la cruz: “y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. / Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. / Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.” (San Juan 17:10-12).
El Espíritu Santo, por su parte, viene a nosotros dándonos su pasión: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8). El Padre ha planificado, el Hijo ha consumado la salvación y el Espíritu Santo nos ha sellado. Tal como el Dios Trino ha trabajado conjuntamente, en la Iglesia cada uno tiene un servicio o función a cumplirse coordinadamente con el resto de los miembros.
Demos hoy gracias al Señor de la Iglesia, a Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, por habernos dado de Su pasión y ofrezcámosla a Él para amarle y servirle. Entreguemos a Dios nuestro “fervor”.
PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Cuál es su fervor?
2) De acuerdo a ese fervor ¿en que tarea considera usted que podrá servir mejor?
3) ¿Qué dones le ha dado el Señor para cumplir esa misión?
BIBLIOGRAFIA
1) Maestra Sangsoon Kim; apuntes de clases Asignatura “Network”; Seminario Teológico Misión Internacional de la Gracia; Chile, 2008.
2) Grace Ministry Internacional; “Dones Espirituales, Network”; Seminario Teológico de la Gracia.
3) La Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
RESUMEN.
1. El fervor de Saulo de Tarso.
2. La Iglesia es un organismo vivo. Efesios 4:11-16
3. Definición de “fervor”. “Entusiasmo o ardor con que se hace algo.” El fervor es lo que Dios nos dio y no se define si es correcto o incorrecto. El fervor se puede definir como el deseo que nos otorga Dios en nuestros corazones para que contribuyamos con abnegación en un determinado servicio. Salmos 37:3-5
4. Utilidad del “fervor” o “pasión”. En la Iglesia hay diversidad de tareas.
5. Necesidad de reconocer nuestro fervor.
6. Cómo identificarlo
a) Primera pregunta: ¿Qué haría usted si tuviera la certeza de que va a realizar bien un determinado trabajo, y sabe que no va a tener dificultad ni va a fracasar realizando esa tarea?
b) Segunda Pregunta: ¿Qué es lo que más le agradaría realizar durante el resto de su vida?
c) Tercera Pregunta: ¿En qué cosa dirán sus amigos que usted tiene más fervor e interés?
d) Cuarta Pregunta: ¿Cuál sería el tema del que usted hablaría toda la noche?
e) Quinta Pregunta: ¿Qué obras le gustaría a usted realizar para otras personas?
f) Sexta pregunta: ¿A qué tipo de personas le gustaría a usted más ayudar? A bebés, madres
7. Conclusión. Pasión del Padre 1 Timoteo 2:3-6 Pasión del Hijo San Juan 17:10-12 Pasión del Espíritu Santo Hechos 1:8
8. Gratitud y entrega a Dios por nuestra “pasión”.
I PARTE
Lectura Bíblica: Romanos 12:9-13
Propósitos de la Charla: a) Comprender el concepto de fervor, pasión o visión, en la vida de la Iglesia; b) Que cada discípulo descubra cuál es el fervor que el Espíritu Santo ha puesto en él para servir a Dios y el prójimo.
“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. / Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. / En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; / gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; / compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.” (Romanos 12:9-13)
Saulo de Tarso caminaba hacia la ciudad de Damasco, con órdenes y autorización de perseguir y exterminar a las iglesias cristianas, consideradas en ese tiempo una secta judía muy peligrosa para la fe hebrea, ya que creía que el Mesías había venido y que Jesús es Dios (Hechos 9:1-19). “Respirando amenazas de muerte” dice la escritura, Saulo marchaba seguro de su misión, hasta que el mismo Señor se le apareció derribando todo su orgullo y celo religioso. Conocido es el relato de su conversión, como él pregunta a Jesucristo glorificado “¿qué quieres que haga Señor?” y como, desde ese instante, el que a la postre se convertiría en apóstol de los gentiles, fue un incansable propagador de la fe cristiana. Tiempo después relata: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, / revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre” (Gálatas 1:15,16) Los discípulos desconfiaban de éste que antes era su perseguidor y ahora estaba convertido en el más ferviente y comprometido seguidor de Jesucristo. El perseguidor de cristianos ahora era un seguidor de Cristo. Desde que el Todopoderoso intervino en su vida, San Pablo tuvo como la mayor motivación y pasión seguir al Señor, obedecer Sus mandatos, proclamar Su fe y ser un fervoroso apóstol fundador de iglesias cristianas. Su pasión eran las almas. Su pasión era llevar el Evangelio a todo el imperio romano, para lo cual luchó por llegar a Roma, la capital de éste. Su pasión era la Verdad, conocerla, estudiarla y proclamarla. Sin esa pasión no se habría extendido el Evangelio a los gentiles, no conoceríamos nosotros grandes verdades como la del Cuerpo de Cristo, el propósito eterno de Dios, el tribunal de Cristo o el rapto de la Iglesia. Fue gracias a la pasión de San Pablo que hoy podemos gozar de tan magníficas revelaciones. Por lo tanto la pasión es algo muy necesario en la obra de Dios. Como el árbol necesita de la energía del sol para realizar la fotosíntesis y crecer, como el cuerpo humano requiere de alimentos para desarrollarse, como para un vehículo es imprescindible la bencina para echar a andar el motor, así también la Iglesia requiere de “pasión” o “fervor” en sus miembros para que cumplan su función tanto individual como colectivamente.
LA IGLESIA ES UN ORGANISMO VIVO.
La Iglesia es un organismo vivo, el cuerpo de Cristo, en el que cada miembro cumple una función. Dios, al edificar su Iglesia, puso pasión en cada cristiano, una “pasión” o “visión” específica para participar en Su Iglesia. Al nacer de nuevo, en la regeneración o nuevo nacimiento, Dios nos da Su Espíritu Santo y con él el fervor, llamado o vocación para ejercer un servicio en la Iglesia.
La Palabra de Dios nos enseña Eclesiología cuando dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, / a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, / hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; / para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, / sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, / de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:11-16) La tarea de los “ministros” de Dios es perfeccionar a los cristianos para que realicen la función de la Iglesia que es servir al prójimo y a Dios. La palabra ministerio significa servicio. Haciendo ello la Iglesia crece en amor, en presencia de Cristo, en obras, en cantidad de salvados. Cada miembro tiene una “actividad propia” dada por el Señor. Cuando servimos a nuestros hermanos y al prójimo también le servimos a Él.
DEFINICIÓN DE “FERVOR”.
Fervor o pasión es el deseo del corazón dado por Dios. El diccionario lo define como el “Entusiasmo o ardor con que se hace algo.” Necesitamos darnos cuenta de qué es aquello que verdaderamente nos mueve en la vida cristiana para servir mejor en el Cuerpo de Cristo. El sueño o visión que tenemos define la meta de nuestro servicio en la Iglesia. Cuando Dios nos creó nos dio un imán llamado pasión, un imán que atrae todo lo bueno para nuestras vidas, el prójimo y la vida de la Iglesia. ¿Cuál es el anhelo que usted tiene?
El fervor es lo que Dios nos dio y no se define si es correcto o incorrecto. Tal vez usted quiere servir al Señor y no sabe cómo ni dónde hacerlo. Pues si logra descifrar cuál es su fervor podrá saberlo, ya que esa pasión o imán responde a la pregunta “¿dónde servir?”
El fervor se puede definir como el deseo que nos otorga Dios en nuestros corazones para que contribuyamos con abnegación en un determinado servicio.
“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. / Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. / Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.” (Salmos 37:3-5) Si ponemos toda nuestra confianza en el Señor y hacemos lo que Él ha instalado en nuestros corazones para hacer, seremos felices, serviremos al prójimo y a Dios con alegría. Al seguir esa fuerza o visión que hay en nuestro corazón nos deleitaremos y conseguiremos mucho más que haciendo sólo lo que se nos ha ordenado hacer o no haciendo nada para la obra de Dios. Es imperativo que descubramos nuestra pasión.
UTILIDAD DEL “FERVOR” O “PASIÓN”.
En la Iglesia hay diversidad de tareas: evangelización, enseñanza, misericordia, administración, misiones, alabanza, oración, etc. De seguro el Señor le ha preparado a usted para insertarlo y ocuparlo en alguna de ellas. También hay una diversidad de grupos por edad, sexo, ocupación, nivel socio cultural, etc. tanto dentro como fuera de la Iglesia. Piense que el Señor le ha llamado a ocupar alguna tarea o cargo y a servir en eso. Los ministros de Dios, sobre todo el pastor, pueden diferenciar las distintas pasiones de los hermanos en la Iglesia, pudiendo serle a usted de consejeros a la hora de escoger un servicio.
El Señor quiere nuestro corazón completo y ya ha puesto una pasión dentro de nosotros. Encontrar cuál es esa pasión puede ser un largo proceso pero no debemos flaquear en buscarlo.
He aquí una lista de servicios que se dan en la mayoría de las iglesias:
1. Culto a Dios (para Dios):
a) Alalabanza
b) Oración
c) Ofrenda
d) Sermón
e) Sacramentos
2. Enseñanza (para cristianos):
a) Para adultos
b) Para jóvenes
c) Para niños
3. Evangelización y Misión (para inconversos).
4. Programas sociales (para todos):
a) Colegios
b) Hospitales
NECESIDAD DE RECONOCER NUESTRO FERVOR.
Es muy importante descubrir el propósito del llamado de Dios a mi vida. Cuando sabemos cuál es nuestra pasión, podemos entregar toda nuestra fuerza para el servicio.
Uno de los puntos más importantes al momento de armar nuestro perfil como discípulos que sirven en la Iglesia, es comprender cuál es nuestro fervor. Usted puede servir con deseo, entusiasmo y esfuerzo al tener fervor en determinada área.
CÓMO IDENTIFICARLO.
Pero ¿cómo podemos identificar ese fervor? Ya que este fervor ha sido dado por Dios, actuamos de esa manera y en esas actuaciones es que podemos descubrirlo. En ocasiones la pasión depende mucho del logro; los éxitos en ciertas áreas nos incentivan a perseverar en ella. Lo contrario desmotiva.
Es necesario que cada cristiano descubra el “anhelo de su corazón”. Piense que no tiene ningún tipo de obstáculo y respóndase estas preguntas. Si gusta las escribe. De su respuesta con total sinceridad y sin preocuparse en si va a poder realizar ese trabajo o en cómo va a realizarlo.
Primera pregunta: ¿Qué haría usted si tuviera la certeza de que va a realizar bien un determinado trabajo, y sabe que no va a tener dificultad ni va a fracasar realizando esa tarea?
Segunda Pregunta: ¿Qué es lo que más le agradaría realizar durante el resto de su vida?
Tercera Pregunta: ¿En qué cosa dirán sus amigos que usted tiene más fervor e interés?
Cuarta Pregunta: ¿Cuál sería el tema del que usted hablaría toda la noche?
Quinta Pregunta: ¿Qué obras le gustaría a usted realizar para otras personas?
Sexta pregunta: ¿A qué tipo de personas le gustaría a usted más ayudar? A bebés, madres adolescentes, divorciados, empresarios, padres, desempleados, presos, ejército, niños, viudos, separados, recién casados, campesinos, ancianos, pobres, adolescentes, universitarios, solteros, obreros extranjeros, sin hogar, discapacitados, hospitalizados, otros.
Séptima pregunta: ¿En qué temas tiene usted grandes opiniones o algo importante que decir? En: contaminación del medio ambiente, formación de discípulos, violencia, educación, economía, cobertura médica, aborto, iglesia, problema infantil, SIDA, corrupción social, adicciones, evangelización, pobreza, hambre, homosexualidad, política, discriminación racial, problemas internacionales, tecnología, familia, analfabetismo, otros.
Octava pregunta: ¿Cuáles han sido las experiencias más reconfortantes de su vida? Usted puede descubrir su fervor en experiencias significativas de su pasado. Piense en cinco experiencias positivas que ha tenido y piense en el significado de estos hechos. Todas las vivencias son buenas. Lo importante es que haya sentido alegría y compromiso a través de ellas. Pueden ser experiencias en su hogar, iglesia, trabajo, escuela, tiempo libre, etc. Recuerde cinco experiencias positivas y piense en el significado que tuvieron para usted. Seguramente hay una relación entre todas esas experiencias y fluye un solo tema dentro de ellas, el cual le llevará a descubrir cual ha sido siempre su fervor.
Probablemente, luego de haberse respondido estas interrogantes, usted ya tenga cierta claridad de cual es el área en la que mejor puede contribuir en la Iglesia. Para nadie es fácil expresar su pasión, pero al vislumbrarlo como ahora, lo verá con mayor claridad en cuanto adquiera más experiencia.
CONCLUSIÓN.
Hay un anhelo profundo por la misión, llamado, fervor o pasión. Los planes de Dios en nuestro corazón son transmitirnos Su pasión. Dios tiene un fervor; Él desea la salvación del hombre “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, / el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. / Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, / el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.” (1 Timoteo 2:3-6). Jesucristo también tenía una pasión y la cumplió hasta llegar a la cruz: “y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. / Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. / Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.” (San Juan 17:10-12).
El Espíritu Santo, por su parte, viene a nosotros dándonos su pasión: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8). El Padre ha planificado, el Hijo ha consumado la salvación y el Espíritu Santo nos ha sellado. Tal como el Dios Trino ha trabajado conjuntamente, en la Iglesia cada uno tiene un servicio o función a cumplirse coordinadamente con el resto de los miembros.
Demos hoy gracias al Señor de la Iglesia, a Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, por habernos dado de Su pasión y ofrezcámosla a Él para amarle y servirle. Entreguemos a Dios nuestro “fervor”.
PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Cuál es su fervor?
2) De acuerdo a ese fervor ¿en que tarea considera usted que podrá servir mejor?
3) ¿Qué dones le ha dado el Señor para cumplir esa misión?
BIBLIOGRAFIA
1) Maestra Sangsoon Kim; apuntes de clases Asignatura “Network”; Seminario Teológico Misión Internacional de la Gracia; Chile, 2008.
2) Grace Ministry Internacional; “Dones Espirituales, Network”; Seminario Teológico de la Gracia.
3) La Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
RESUMEN.
1. El fervor de Saulo de Tarso.
2. La Iglesia es un organismo vivo. Efesios 4:11-16
3. Definición de “fervor”. “Entusiasmo o ardor con que se hace algo.” El fervor es lo que Dios nos dio y no se define si es correcto o incorrecto. El fervor se puede definir como el deseo que nos otorga Dios en nuestros corazones para que contribuyamos con abnegación en un determinado servicio. Salmos 37:3-5
4. Utilidad del “fervor” o “pasión”. En la Iglesia hay diversidad de tareas.
5. Necesidad de reconocer nuestro fervor.
6. Cómo identificarlo
a) Primera pregunta: ¿Qué haría usted si tuviera la certeza de que va a realizar bien un determinado trabajo, y sabe que no va a tener dificultad ni va a fracasar realizando esa tarea?
b) Segunda Pregunta: ¿Qué es lo que más le agradaría realizar durante el resto de su vida?
c) Tercera Pregunta: ¿En qué cosa dirán sus amigos que usted tiene más fervor e interés?
d) Cuarta Pregunta: ¿Cuál sería el tema del que usted hablaría toda la noche?
e) Quinta Pregunta: ¿Qué obras le gustaría a usted realizar para otras personas?
f) Sexta pregunta: ¿A qué tipo de personas le gustaría a usted más ayudar? A bebés, madres
7. Conclusión. Pasión del Padre 1 Timoteo 2:3-6 Pasión del Hijo San Juan 17:10-12 Pasión del Espíritu Santo Hechos 1:8
8. Gratitud y entrega a Dios por nuestra “pasión”.
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