CAPÍTULO 32
INICIANDO EL CAMINO
Génesis 13:1-18
© Pastor Iván Tapia
“8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. / 9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; / 10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11:8-10)
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ios nos llama en determinado momento de nuestras vidas. Puede que la persona crezca en un hogar creyente, sea enseñado acerca de las cosas espirituales, pero esto no significa que sea alguien convertido a Jesucristo. Es preciso que tenga un encuentro personal con Dios. Es el nuevo nacimiento del cual habló Jesús a Nicodemo.
Al convertirse a Jesucristo y dar los pasos iniciales de arrepentimiento, bautismo en agua y recepción del Espíritu Santo, el cristiano inicia un camino que dura toda la vida en esta tierra, el camino de Cristo en el Reino de Dios, el Camino del Discipulado. Ser discípulo de Jesús significa seguir Sus pasos, guardar Sus enseñanzas y ser capacitado por la Palabra de Dios, el Espíritu Santo y la Iglesia para desarrollarse y llegar a dar los frutos dignos de arrepentimiento de los que hablaba Juan Bautista. Estos frutos son, a nuestro juicio, las virtudes cristianas, las obras buenas y los hijos espirituales como resultado de nuestra siembra.
El camino del cristiano es un camino de fe, como el que siguió Abraham, obedeciendo y caminando casi a ciegas, iluminado por la luz y guía de Jesucristo. En el capítulo 13 de Génesis vemos cómo Dios discipula a Abraham. Aún no lo trata duramente, sino que lo atrae hacia Sí; le está preparando para alcanzar la madurez de la fe. Del mismo modo lo hace con todo creyente.
¿Qué hace Dios con Abraham en este capítulo?
- Dios guía a Abraham.
“1 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. / 2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. / 3 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, / 4 al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.” (Génesis 13:1-4)
El Neguev es un desierto de Asia, situado al sur de Israel. Su nombre proviene de la raíz hebrea que significa “seco”. Este topónimo tomó también, por su ubicación, el significado de Sur. Decir “voy hacia el Neguev” era como decir voy hacia el sur.
Abraham llevó en su viaje a su mujer Sarai y a su sobrino Lot; además de todo lo que tenía, sus pertenencias que eran muchas. Era un hombre rico que poseía mucho ganado, plata y oro.
Cuando la Biblia dice que “volvió por sus jornadas” significa que viajó por etapas, caminando y también montado a lomo de animales.
Desde el sur regresó el patriarca a Betel, ciudad de Canaán en Samaria a unos 16 kilómetros al norte de Jerusalén, la segunda ciudad más nombrada en la Biblia. Así volvió al lugar del altar que le había hecho al Señor y le invocó nuevamente. Era el lugar de Siquem, bajo la encina de More. Esa tierra era habitada por cananeos, pero Dios se la prometió a él:
“6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. / 7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.” (Génesis 12:6,7)
¿A dónde necesitamos nosotros regresar para adorar a Dios? ¿Será a un lugar específico, una ciudad importante, nuestro hogar natal, un templo, determinada iglesia u otra cosa? En verdad no se trata de un lugar sino de una actitud. Necesitamos regresar a la humildad, deponer todo orgullo ante Dios y dejarnos gobernar por Él.
- Dios da sabiduría a Abraham.
“5 También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. / 6 Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. / 7 Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra. / 8 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. / 9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. / 10 Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. / 11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. / 12 Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. / 13 Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.” (Génesis 13:5-13)
Lot, al igual que su tío Abraham, tenía muchas posesiones. Ellos viajaban con sus sirvientes, algunos de los cuales pastoreaban el ganado. Esto ocasionó que hubiera desencuentros entre los pastores de uno y de otro.
El patriarca Abraham era un hombre de paz, sabio, y dio una sabia solución al problema: Se separarían y dividirían la tierra que tenían delante, la que era vasta. A Lot le agradó la llanura del Jordán, al oriente, la que era como un Edén, verde y fructífero, apropiado para pasturas. Entonces habitó en las ciudades de esa llanura y fue poniendo tiendas, hasta Sodoma. Abraham acampó en la tierra de Canaán, entre el Mediterráneo y el río Jordán, al occidente.
El relato bíblico anota que los habitantes de Sodoma eran malvados y llenos de pecado, no agradaban a Dios.
¿De qué tenemos que separarnos para estar en paz? Indudablemente que es necesario que nos separemos de la mala influencia de Satanás y su reino de tinieblas; que nos separemos de las tentaciones del mundo egoísta, materialista, hedonista y ateo; que nos separemos del pecado, que es desobediencia a Dios. Sólo así tendremos la verdadera paz de Jehová Shalom.
- Dios hace promesas a Abraham.
“14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. / 15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. / 16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. / 17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. / 18 Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.” (Génesis 13:14-18)
Dos promesas de Dios a Abraham registra este pasaje: 1) El Señor le promete dar a él y su descendencia la tierra de Canaán; y 2) Le promete además que le dará una descendencia innumerable e incontable.
Luego le ordena ir por esa tierra, Canaán, porque se la dará. Caminar por un lugar sea físicamente o espiritualmente, orar por personas, familias o grupos, es apropiarse de ellas para Dios.
El patriarca se trasladó con su tienda al encinar de Mamre, en Hebrón, donde levantó altar al Señor. Hebrón se ubica en Cisjordania a 30 kilómetros al sur de Jerusalén, en los montes de Judea.
Podemos decir que el encinar de Mamre es un lugar de promesas, ya que allí el Señor prometió al “padre de la fe” una tierra y una descendencia.
¿Cuál es nuestro lugar de promesas de Dios? Si tuviésemos que identificarlo con un lugar concreto sería la cruz del monte Calvario, ya que allí Jesucristo entregó Su vida, conquistando para nosotros la salvación eterna de nuestras almas. En esa cruz o en ese acto están contenidas todas las promesas de Dios para los cristianos. Las más importantes: Perdón de pecados, salvación del alma, sanidad, renovación mental y espiritual, transformación y vida eterna con Dios.
CONCLUSIÓN
El inicio del camino de Abraham, como el de todo cristiano, es un camino de fe, de completa entrega y confianza en el Señor. En este capítulo 13 de Génesis se observa que: 1) Dios guía a Abraham, como a todo discípulo de Jesús, tanto en aspectos materiales como espirituales; 2) Dios da sabiduría a Abraham, como al discípulo de Jesús por medio del Espíritu Santo y el consejo de su tutor; y 3) Dios hace promesas a Abraham, así como las ha hecho a nosotros en Su Palabra, en un número aproximado de 3.500
Las enseñanzas que podemos obtener de este capítulo son que: 1) Necesitamos regresar a la humildad para disfrutar de Dios; 2) Debemos separarnos del pecado para obtener la paz de Dios; y 3) Toda promesa la encontramos en la cruz de Jesús, de quien mana la Vida.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Cómo fue el inicio de su camino en Cristo?
2) ¿De qué modo podemos enseñar al discípulo a tener una mayor entrega y confianza en el Señor?
3) ¿En qué aspectos materiales y espirituales le ha guiado fuertemente el Señor?
4) ¿Se puede prescindir del consejo y la guía de ministros y tutores en el camino de Cristo?
5) ¿Qué promesas de Dios le han tocado más profundamente?
6) ¿Qué enseñanza personal le deja este capítulo e Génesis?
7) ¿Por qué se dice que necesitamos regresar a la humildad para disfrutar de Dios?
8) ¿Qué entiende usted por paz de Dios?
9) ¿Cómo podemos separarnos del pecado?
10) ¿Qué significa para usted la cruz?
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