lunes, mayo 14, 2007

LA AUTORIDAD COMO CAPACIDAD




EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD EN EL REINO DE DIOS
V PARTE:

Lectura bíblica: San Marcos 6:7-13
Propósitos de la charla: Comprender, valorar y desarrollar a) la autoridad espiritual como una capacidad dada por Dios; b) los requisitos previos para alcanzar autoridad espiritual; d) los niveles de autoridad cristiana.

El cristianismo no es magia ni superstición, sino una fe sólida nacida de la convicción en la revelación de Jesucristo. Por tanto el concepto de autoridad se sustenta en ciertas verdades que están claramente explicitadas en las Sagradas Escrituras y no en fábulas ni tradiciones humanas. La autoridad de Dios Padre fue traspasada a Jesucristo y de Éste a la Iglesia, como claramente lo señala el Evangelio. En la Gran Comisión vimos como Jesucristo delegó su autoridad a la Iglesia. A continuación veremos como los cristianos podemos llegar a ejercer esa autoridad.

"Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. / Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, / y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios" (San Marcos 3:13-15)

ESCOGIDOS
"Después subió al monte... (San Marcos 3:13a)

Al principio de Su ministerio de tres años, luego de haber sido tentado por el demonio tres veces y haberse bautizado en el Jordán; Jesús escoge de entre sus muchos discípulos a 12. Esa elección la hizo en oración con el Padre, no fue una decisión improvisada sino concienzuda. De esta determinación dependía el destino de Su obra, la Iglesia. Hoy día tomamos acuerdos trascendentes para nuestra vida y el destino de la comunidad; al igual que nuestro Maestro, necesitamos hacerlo en oración.

Por tanto, para ejercer autoridad, primeramente deben ser escogidos por Dios.

LLAMADOS
"Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él." (San Marcos 3:13)

El principio de "escoger" es un principio del discipulado. Él escogió a sus seguidores y los llamó. Un día el Señor le llamó a usted. Nadie por sí mismo es digno de un llamado tan importante. El llamado de Jesucristo es un llamado a la salvación para que pasemos de muerte a vida; para que seamos trasladados del reino de tinieblas al reino de luz; para que sean lavados nuestros pecados y accedamos a la vida eterna. Quien acepta ese llamado ya es justificado y salvado. Es un llamado que depende de una sola cosa: la fe. No requieres obra alguna para alcanzar la aprobación de Dios. Pero también es un llamado al crecimiento o edificación espiritual. Él desea que Sus discípulos den mucho fruto, lo cual se expresa en virtudes, buenas obras e hijos espirituales. Estas tres clases de frutos desea producir Cristo en nosotros, para hacer Su obra en la tierra: establecer Su Reino. Los apóstoles fueron obedientes a tal llamado.

Por tanto para ejercer tal autoridad, necesitamos ser escogidos y llamados.

CAPACITADOS
"Y estableció a doce..." (San Marcos 3:14a)

El Maestro estableció a estos Doce como Sus principales discípulos, Sus apóstoles. A los que escogió y llamó, también estableció junto a Él, para capacitarlos. Antes de enviarlos, Jesús les enseñó todo lo que era necesario que ellos conocieran. A cada uno formó en sus distintos caracteres, les dio nociones del Reino que Él establecería en los corazones de muchos cristianos, Sus valores y principios, el orden de los acontecimientos futuros, cómo se establecería el Reino de Dios en el milenio y cual sería el futuro del planeta y las vidas de los que lo pueblan; les entregó mandatos para practicar en su vida diaria y en las relaciones con Dios y el prójimo; les advirtió acerca de los enemigos internos y externos del discípulo; etc. Los habilitó, equipó y capacitó para ejercer el ministerio apostólico de la Iglesia.

"Y estableció a doce, para que estuviesen con él..." (San Marcos 3:14b)

Al estar los Doce con Jesús, verían su manera de ser con Dios, de relacionarse con los amigos y los enemigos. Era imprescindible que los discípulos observaran a su Maestro en acción y no sólo escucharan Sus enseñanzas. El ministerio de Jesús es muy práctico y ejemplar, es el modo en que nosotros necesitamos formar a los discípulos, de un modo directo, coloquial, sencillo, más práctico y menos teórico. Que el discipulado no se transforme en un estudio bíblico sino que sea una lección de vida y fe. El contacto con el tutor es fundamental, estar con él o ella para poder aprender de sus expresiones, conductas, ejemplos.

En el Antiguo Testamento encontramos el caso de un hombre que recibió autoridad; me refiero a ese gran jefe y libertador que fue Moisés. Para ello tuvo que ser capacitado por Dios. sabemos que no hay capacitación sin dolor, sin trabajo, sin esfuerzo. Dios capacita en la prueba. Moisés fue tratado durante mucho tiempo. Jehová le enseñó obediencia, confianza en que Él es poderoso, a través de un tratamiento que duró 40 años. Le mostró como sería el culto y el sacerdocio, le hizo ver el corazón del hombre y como guiar al pueblo a través del desierto. A través de todo ello Dios se mostró como un Ser que no actúa en la improvisación sino ordenado y racional, con un propósito claro y a largo plazo. Jehová escogió a Moisés, lo tuvo junto a Él, lo formó y luego lo mandó. Moisés se enfrentó al faraón con toda autoridad. La muerte de los primogénitos de Egipto fue algo impresionante no sólo para los egipcios sino también como para los hebreos y Moisés. Dios tardó 40 años en formar a este hombre en tierras de Madián. Aquél fue un tiempo de preparación para la misión, un tiempo de capacitación de un líder. Un ministro de Dios no se forma en un seminario teórico sino en el discipulado, en el trato de Dios y en la prueba; sólo así podrá desarrollar la autoridad que requiere para dirigir la Iglesia.

"En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. / Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo. / Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras. / Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. / Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. / Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. / Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? / Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? / ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? / Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. / Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza." (Hechos 7:20-30)

En resumen, para ejercer autoridad, los cristianos debemos ser escogidos, llamados y capacitados.

ENVIADOS
"Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar" (San Marcos 3:14c)
Escogidos, llamados y capacitados, ya podrían ser enviados a cumplir la misión. Como ya lo estudiamos en el capítulo anterior, la Gran Comisión sería la tarea de los apóstoles y, por extensión, la tarea de toda la Iglesia hasta los tiempos actuales. ¿Qué es predicar? El diccionario lo define como "propagar o extender una doctrina o unas ideas, haciéndolas públicas y patentes". Es tarea de todo cristiano propagar el Evangelio, darlo a conocer; lo que predicamos no es una organización sino la buena nueva de que Jesús ha muerto y resucitado por nosotros. El anuncio se lleva especialmente a aquellos que viven sin Dios.

"y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios" (San Marcos 3: 15)

El envío de Jesús, según este pasaje, es tripartito: para predicar, para sanar enfermedades y para echar fuera demonios. Los apóstoles estaban llamados a anunciar el Evangelio, a sanar a los enfermos del cuerpo y del alma, y a expulsar los demonios de las personas. Estas tres cosas no las podemos hacer si no es con el apoyo y la autoridad del Espíritu Santo. Anunciamos la Verdad de Dios a través de nuestro comportamiento y las palabras apropiadas en el momento apropiado, pero es Dios quien convence y convierte. Sanamos por medio de la oración; los ministros de Dios están autorizados para ungir y orar por los enfermos, pero es Dios quien sana. Cuando hacemos las dos acciones anteriores, el mal comienza a retroceder; echar fuera demonios no es sólo decir unas palabras de reprensión a los espíritus negativos, también es orar porque el Reino de Dios venga sobre la vida de alguien. Cualquier cristiano no está autorizado a exorcizar, pues ello es tarea que requiere un conocimiento espiritual especial. Los apóstoles fueron capacitados para ese ministerio.

Jesús los escogió para que estuvieran con él y para hacer la obra. Para ello les dio autoridad apostólica. Antes de entregar esa autoridad a Sus apóstoles, Jesús debió escogerlos, llamarlos, capacitarlos y enviarlos. Igualmente nosotros no podremos ejercer autoridad si antes no somos escogidos, llamados, capacitados y enviados. Hemos visto que, si tenemos al Señor en nuestro corazón, por medio del Espíritu Santo, el río de Dios, ya tenemos autoridad para orar, evangelizar, testificar, servir, amar, discipular y obedecer. Al tener Su Espíritu disponemos del equipo básico para hacer la obra de Dios, pero necesitamos seguir capacitándonos. Una cosa es ser cristiano y cumplir con los trabajos comunes a todo creyente y otra cosa es estar encaminado en un llamado específico. Los apóstoles fueron capacitados por Jesús para una tarea bien definida. Finalmente, para ejercer autoridad, los cristianos primeramente deben ser escogidos, llamados, capacitados y enviados.

LA AUTORIDAD COMO CAPACIDAD
"Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. / Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, / sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. / Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. / Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. / Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. / Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban." (San Marcos 6:7-13)

La autoridad espiritual no es un regalo de Dios, tampoco es un premio; la autoridad espiritual es una capacidad que viene como resultado del desarrollo de una serie de habilidades, conocimientos, principios y actitudes, operadas por el Espíritu Santo en el discípulo sumiso al Señor y sujeto a sus tutores, y que acepta el tratamiento de Dios para ser capacitado por medio de la prueba. La autoridad de los apóstoles en el libro de los Hechos no es otra cosa que el resultado de la capacitación que recibieron de Jesús y que encontramos en los cuatro libros del Evangelio.

Cuando nos convertimos a Cristo recibimos el Espíritu Santo y por tanto autoridad, pero ésta es la autoridad básica de la fe para hacer Sus obras. Mas Él desea que vayamos tras algo mayor: la autoridad espiritual del ministerio. ¿Qué estás haciendo para adquirir esa autoridad?

PARA REFLEXIONAR:
¿Has sido escogido por el Señor para ser un discípulo de Jesucristo?
¿Has sido llamado por Él a Su Reino y servicio?
¿Estás siendo capacitado para un trabajo específico?¿
¿Ora usted cuando tiene que tomar decisiones importantes?
¿Qué frutos está dando en su vida cristiana?¿
¿En qué aspectos considera usted que requiere una mayor capacitación como discípulo?
¿Cómo es el contacto con su tutor?
¿Son para usted las dificultades un medio de crecimiento?
¿Qué está haciendo usted para adquirir mayor autoridad espiritual?

BIBLIOGRAFÍA.
- Apuntes del ministerio a los líderes de la Comunidad Cristiana Ecuménica Renovación de la Iglesia, obrero David Soto Godoy, 1981.
- Diccionarios en línea; http://www.diccionarios.com/consultas.php

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